MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
El calor dificulta en gran medida diversas actividades diarias más o menos cotidianas como la facilidad para conciliar el sueño. Por su incomodidad, la lactancia es una de ellas y es difícil tanto para la madre como para el bebé.
No obstante, la correcta alimentación del lactante es vital en el período estival porque con el calor es cuando el bebé pierde una mayor cantidad de sales minerales a través del sudor. Además, es necesario tener en cuenta que la leche materna en un lactante es la única fuente de hidratación del bebé, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no dar agua al niño hasta los 6 meses, incluidos los países en los que hace mucho calor.
Dar agua a los bebés pequeños los pone en riesgo de diarrea y desnutrición, además de que puede hacer que el lactante consuma menos leche materna o suspenda la lactancia temprano y se desnutra, recuerda la OMS. La leche materna es agua en el 80 por ciento, así que si la madre nota que el bebé está sediento, lo que debe hacer es amamantarlo.
Las señales que indican que el bebé tiene sed son cabeceo, llevarse la mano a la boca, sacar la lengua...
Por otro lado, la leche materna está compuesta de multitud de micronutrientes indispensables para el buen funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo humano, desde el funcionamiento del cerebro hasta el crecimiento de los huesos. En caso de que fueran insuficientes, el sistema inmunitario del niño podría verse gravemente afectado.
Destacan la vitamina A, para la vista y el crecimiento de los huesos; la C, que crar y refuerza los glóbulos rojos o los tejidos, la E, que minimaza la producción de radicales libres que dañan las células o el magnesio, que ayuda a mantener los huesos fuertes y a regular el ritmo cardíaco, además de contribuir al buen funcionamiento de los nervios y músculos.
Sin embargo, la Asociación Española de Pediatría hace hincapié en que los niños menores de un año alimentados con leche materna deben tomar un suplemento de vitamina D. Aunque parece raro, el motivo, tal y como explican desde la organización, es que actualmente nos exponemos poco al sol, la fuente principal de esta vitamina.
Para que el calor no suponga un obstáculo para la lactancia Medela ofrece los siguientes consejos para continuarla de la manera más cómoda.
- Es beneficioso eliminar los horarios estrictos y las tomas controladas. En verano han de sustituirse por la demanda del niño. La Asociación Española de Pediatría informa que lo mejor es ofrecer el pecho al bebé unas cuatro o cinco veces como mínimo durante el primer año.
- Igual que los bebés pueden deshidratarse, las madres también pueden sufrir síntomas similares cuando dan el pecho. Por lo tanto, en épocas de calor, es especialmente importante el seguimiento de una alimentación equilibrada y una correcta hidratación. Se aconseja beber agua durante la toma para calmar la sed, ya que la oxitocina la produce.
- Es idóneo realizar las tomas en lugares frescos. Conviene mantener las ventanas cerradas y las persianas bajadas para refrescar el ambiente. Y en el caso de que la habitación donde la madre tenga aire acondicionado, es fundamental no exponer directamente al niño al flujo del mismo.
- Estar cómodos y relajados es beneficioso para ambos, ya que favorece el flujo de leche. Por lo tanto, un baño previo en la piscina o en casa para refrescarse, además del contacto piel con piel, puede ser de gran ayuda. Sin embargo, no es recomendable amamantar en la piscina.
- Mantener al bebé en la sombra también es crucial, además de contar con un protector solar y una gorra para resguardarle del sol.