Posparto: cuando el instinto maternal se convierte en TOC

Archivo - Madre mirando a su bebé en la cuna.
Archivo - Madre mirando a su bebé en la cuna. - ISTOCK/MDPHOTO16 - Archivo
Publicado: jueves, 25 marzo 2021 8:18


MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) entre las que han dado a luz recientemente es más común de lo que se pensaba anteriormente, y gran parte de esto se puede atribuir a pensamientos de daño relacionados con el bebé, según una nueva investigación de la Universidad de la Columbia Britanica (UBC), en Canadá, publicada en el 'Journal of Clinical Psychiatry'.

Los investigadores también aprendieron que el TOC puede pasar desapercibido cuando no se les pregunta específicamente a los nuevos padres sobre los daños relacionados con los bebés.

El TOC es una condición relacionada con la ansiedad caracterizada por la recurrencia de pensamientos no deseados, intrusivos y angustiantes. Si no se trata, puede interferir con la crianza de los hijos, las relaciones y la vida diaria.

El estudio estima que el ocho por ciento de las mujeres en el posparto informan síntomas que cumplen con los criterios para un diagnóstico de TOC en algún momento durante el embarazo, y el 17 por ciento lo hace en las 38 semanas posteriores al parto. Investigaciones anteriores habían estimado la prevalencia del TOC en aproximadamente el 2,2% durante el embarazo y el período posparto.

"Lo que realmente importa ahora es que busquemos y evaluemos el TOC entre las mujeres perinatales con preguntas y métodos de evaluación específicos del período perinatal. Es especialmente importante que incluyamos preguntas sobre pensamientos intrusivos de daño relacionado con el bebé. Esto asegura que las mujeres perinatales que padecen TOC no se pasan por alto y se pueden orientar hacia el tratamiento apropiado", advierte la doctora Nichole Fairbrother, profesora clínica asociada en el departamento de psiquiatría de la UBC y la autora principal del estudio.

En este sentido, la experta señala que "el TOC perinatal es común y tenemos la responsabilidad de identificar a quienes lo padecen y asegurarnos de que reciban un tratamiento oportuno y basado en evidencia".

El estudio es uno de los primeros en utilizar criterios recientemente actualizados para diagnosticar el TOC, lo que reduce un poco el umbral para un diagnóstico.

Sin embargo, los investigadores también creen que descubrieron más TOC al hacer las preguntas correctas. Las nuevas madres parecen no reconocer sus pensamientos relacionados con el bebé en las preguntas estándar que se hacen durante las evaluaciones del TOC. Al incluir preguntas específicas sobre el daño al bebé, los investigadores pudieron descubrir mejor los síntomas.

"Las preguntas tradicionales están formuladas de una manera que realmente no ayuda a las mujeres a conectarse con los pensamientos intrusivos que han tenido sobre su bebé --lamenta Fairbrother--. Si no reconocen su experiencia en las preguntas que se les hacen, es posible que no estén informando".

Fairbrother y su equipo de UBC, la Universidad de Victoria, el Women's Health Research Institute y el King's College London encuestaron a 580 mujeres en la Columbia Británica durante su tercer trimestre de embarazo y durante los seis meses posteriores. Las participantes completaron cuestionarios y entrevistas en línea diseñados para evaluar la presencia y la gravedad de los síntomas del TOC.

La prevalencia del TOC entre las nuevas madres alcanzó su punto máximo aproximadamente ocho semanas después del parto en casi el nueve por ciento. Los datos del estudio sugieren que se resuelve naturalmente entre algunas mujeres a medida que se acostumbran a la paternidad, pero para otras persiste y puede requerir tratamiento.

Por todo ello, los autores del estudio advierten de que es importante que los proveedores de atención sepan cuándo las mujeres están en mayor riesgo, ya que pueden ser reacias a informar sus síntomas. "Cuando las madres tienen este tipo de pensamientos, pueden pensar: 'Hay algo mal en mí y no puedo decírselo a nadie porque podría haber consecuencias terribles para mí y para mi bebé'", alerta Fairbrother.

Es necesario educar tanto a las mujeres como a sus proveedores de atención médica, añade la doctora. Si los profesionales de la salud son capaces de distinguir entre los pensamientos que son perfectamente normales, los que podrían indicar la necesidad de un tratamiento y los que podrían señalar una amenaza para el bebé, es menos probable que se equivoquen por el lado de la precaución de una manera que tendría consecuencias para las mujeres y sus bebés.