MADRID 26 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio ha revelado una inercia terapéutica significativa en el tratamiento de mujeres con esclerosis múltiple (EM), destacando las disparidades de género que podrían afectar los resultados de salud a largo plazo para las mujeres en edad fértil.
Los hallazgos se presentan en ECTRIMS 2024 por Sandra Vukusic, profesora de Neurología y jefa de la clínica de Esclerosis Múltiple (departamento de Neurología A) en el Hospital Universitario de Lyon, Francia. Según los mismos, las preocupaciones relacionadas con el embarazo pueden llevar a un uso retrasado o reducido de tratamientos modificadores de la enfermedad (DMT), incluso antes de que el embarazo se convierta en una consideración.
En un análisis extenso de 22.657 pacientes con EM recurrente (74,2% mujeres) que estaban en el registro francés de EM (OFSEP), los investigadores encontraron que durante un seguimiento medio de 11,6 años las mujeres tenían una probabilidad significativamente menor de ser tratadas con cualquier DMT y era incluso menos probable que se les prescribieran DMT de alta eficacia (HEDMT).
La diferencia en el uso de DMT varió según los distintos tratamientos y a lo largo del tiempo. Las terapias con teriflunomida, fingolimod y anti-CD20 fueron significativamente subutilizadas durante toda su disponibilidad.
El interferón y el natalizumab se usaron inicialmente con menos frecuencia, pero su uso se igualó con el tiempo. Por el contrario, el acetato de glatiramer y el dimetilfumarato se usaron inicialmente por igual entre los géneros, pero finalmente se recetaron con mayor frecuencia a las mujeres.
El estudio destaca además que la disparidad en el tratamiento surgió después de dos años de duración de la enfermedad en el caso de los tratamientos modificadores de la enfermedad y tan pronto como un año en el caso de los tratamientos modificadores de la enfermedad. Curiosamente, esta brecha de tratamiento basada en el género no varió significativamente con la edad de la paciente, lo que indica que la inercia terapéutica puede persistir independientemente de la etapa de la vida en la que se encuentre la mujer.
"Estos hallazgos subrayan la necesidad crítica de reevaluar cómo tomamos decisiones de tratamiento para las mujeres con EM, en particular aquellas en edad fértil", afirma la profesora Sandra Vukusic, autora principal del estudio. "Es posible que las mujeres no estén recibiendo las terapias más efectivas en el momento óptimo, a menudo debido a preocupaciones sobre riesgos para el embarazo que tal vez nunca se materialicen. El uso de DMT y HEDMT se ve frecuentemente limitado por riesgos potenciales y desconocidos asociados con el embarazo, ya que a menudo no hay suficientes datos disponibles cuando estos medicamentos salen por primera vez al mercado".
Tanto los neurólogos como los pacientes contribuyen a esta inercia terapéutica, ya que muchos adoptan una actitud precautoria y evitan estos tratamientos. "Los neurólogos pueden dudar en recetar DMT, en particular si no se sienten cómodos con el manejo de problemas relacionados con el embarazo", explica Vukusic.
"Al mismo tiempo, las mujeres, comprensiblemente, no quieren correr ningún riesgo para su hijo o su embarazo, ya que sus principales preocupaciones son las malformaciones congénitas, la pérdida fetal y los trastornos del crecimiento fetal. Las mujeres también experimentarán incomodidad si su neurólogo parece inseguro".
En el futuro, el equipo de investigación planea profundizar en los factores que contribuyen a esta inercia terapéutica, con el foco puesto en mejorar las estrategias de tratamiento que prioricen tanto la salud a largo plazo de las mujeres con EM como sus objetivos reproductivos.
"El principal impacto de esta inercia es el menor control efectivo de la actividad de la enfermedad durante los períodos sin tratamiento, lo que conduce a la acumulación de lesiones y a un mayor riesgo de discapacidad a largo plazo", enfatiza la profesora Vukusic. "Esto representa una verdadera pérdida de oportunidades para las mujeres, especialmente en una época en la que los tratamientos con terapias modificadas son tan efectivos cuando se utilizan de forma temprana".
Para abordar estos desafíos, el equipo recomienda un enfoque multifacético: "Empoderar a los pacientes a través de la educación, mejorar la difusión de los hallazgos recientes, brindar capacitación formal a los especialistas y recopilar y analizar activamente datos del mundo real son pasos esenciales para reducir la inercia terapéutica y garantizar la equidad en el tratamiento", concluye el profesor Vukusic.