MADRID, 24 Mar. (EDIZIONES) -
Se estima que 7 de cada 10 mujeres presentará a lo largo de su vida un mioma uterino, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). La buena noticia es que la mayoría son asintomáticos, y de características benignas, por lo que muchas mujeres ni se enterarán del 'problema'.
En una entrevista con Infosalus, el doctor Fernando Salazar Burgos, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela (Madrid) explica que los miomas uterinos consisten en nódulos formados a partir de una proliferación celular de tejido muscular, que se desarrollan en el útero.
La SEGO, de la que el doctor es miembro, explica también que los miomas son "aglomerados de músculo, redondeados y bien delimitados", que aparecen en el útero como consecuencia de la acción de las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) sobre el músculo uterino normal.
"Pueden ser únicos o múltiples, de tamaños variables, y localizarse en distintas zonas de la pared del útero. Se desarrollan hasta en el 70% de las mujeres en cualquier etapa de su vida, aunque es más frecuente encontrarlos alrededor de los 50 años, y en mujeres de etnia negra. Durante el embarazo pueden crecer de tamaño, y en ocasiones podrían disminuir en la segunda mitad de la gestación y después del parto, así como reducir su volumen tras la menopausia", subraya la sociedad científica.
Asimismo, el doctor Salazar Burgos menciona que suelen ser asintomáticos, y en torno al 25% pueden producir síntomas, según la SEGO. Son dos los principales, según apunta el ginecólogo: un sangrado uterino anormal, abundante o anómalo (fuera de la menstruación); o bien una compresión sobre los órganos vecinos (vejiga, recto, o a los vasos sanguíneos que llevan y recogen sangre de los miembros inferiores).
"Se pueden producir síntomas de compresión de estructuras de la pelvis si son de gran tamaño, como un dolor y una sensación de presión en el bajo vientre, estreñimiento, dificultad para vaciar la vejiga o la necesidad de miccionar más frecuentemente", agrega la SEGO en este sentido.
En este punto, el jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela (Madrid) apunta que, sólo en contadas ocasiones, aquellos miomas que distorsionan la cavidad uterina podrían dificultar la concepción. "Estos podrían aumentar la tasa de abortos espontáneos, y los miomas de gran volumen podrían provocar problemas durante el embarazo, como mala colocación del feto, con aumento de la tasa de cesáreas, amenaza de parto prematuro, menor crecimiento fetal o rotura de bolsa", apostilla la SEGO.
El doctor Salazar Burgos precisa aquí que el diagnóstico suele realizarse a través de un estudio ecográfico rutinario, siendo muchos los casos en los que la propia paciente ha realizado la consulta a partir de sus síntomas. En este punto, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia remarca que "los miomas asintomáticos no requieren de seguimiento, ni tampoco de tratamiento específico, sobre todo en aquellas pacientes cercanas a la menopausia".
LOS MIOMAS QUE DAN SÍNTOMAS DEBEN TRATARSE
Ahora bien, lo miomas que sí producen síntomas deben tratarse, aunque siempre individualizando cada caso. "Su tratamiento está enfocado en corregir los síntomas que producen, como el sangrado anormal, o bien la compresión antes citada", aprecia el experto del Hospital Sanitas La Zarzuela.
Desde la SEGO indican aquí que los miomas sintomáticos se manejarían inicialmente con tratamiento médico (tratamientos hormonales, moduladores de los receptores hormonales y no hormonales), todos ellos orientados principalmente a reducir la cantidad de sangrado, y en el caso de no se suficiente el tratamiento médico, se podría optar por el tratamiento quirúrgico, "que dependerá de si la paciente desea tener hijos o no".
"Hoy en día lo habitual no es la extirpación del útero como sí se hacía en antaño. Las últimas técnicas quirúrgicas están orientadas a tratamientos lo más conservadores posibles del útero, y todo ello siempre consensuado con la paciente. La cirugía es la última opción pero siempre hay que individualizar el caso, y primero el tratamiento está enfocado a corregir los síntomas, y estos suelen ser bastante efectivos", agrega el doctor Salazar Burgos.
Aquí el especialista en Obstetricia y Ginecología insiste en que las mujeres que son diagnosticadas de miomas uterinos "no se deben preocupar" ante un diagnóstico, ya que se trata de un proceso benigno, y hoy en día hay tratamientos médicos "muy efectivos", y casi siempre hay alternativas a los tratamientos quirúrgicos definitivos.
En concreto, el tratamiento quirúrgico clásico consiste en su extirpación por cirugía abierta o vía endoscópica, a través de la laparoscopia o la histeroscopia, aunque lo último, según destaca el jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario La Zarzuela de Madrid es una nueva técnica de 'ablación por radiofrecuencia de miomas', un tratamiento guiado por ultrasonidos que destruye el mioma, con el objetivo de ser lo más conservador posible.
A día de hoy estos no se pueden prevenir, según confirma el también miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, al mismo tiempo que subraya que las mujeres con mayor predisposición a padecerlo son las de raza negra, o bien algunas mujeres cuyas familiares hayan presentado miomas, aunque asegura que "no hay factores claramente genéticos asociados".