MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
La profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC e investigadora del grupo de investigación FoodLab de la misma universidad, Anna Bach Faig, ha asegurado que la lactancia materna es la opción "más sostenible" para el planeta.
"Se trata de un alimento natural y renovable, que no deja huella de carbono en el medioambiente; no requiere envasado, transporte ni combustible para su producción, preparación y consumo, y tampoco produce desechos", ha dicho la experta.
De hecho, desde hace ya unos años, cada vez hay más literatura científica que demuestra el estrecho vínculo que existe entre esta opción alimenticia y fenómenos como el cambio climático. Una de las investigaciones más recientes en este sentido fue la llevada a cabo por expertos del Imperial College de Londres (Reino Unido), publicada en el 'British Medical Journal', ha evidenciado que dar el pecho durante seis meses supone un ahorro de entre 95 y 154 kilos de emisiones de CO2 por bebé en comparación con la leche de fórmula.
Además, y según la misma investigación, la cantidad de agua caliente necesaria para calentar los biberones de la leche de fórmula implica un gasto anual de energía equivalente al de cargar 200 millones de teléfonos móviles.
Precisamente, este año, la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra del 1 al 7 de agosto, pone el foco en este importante impacto en la salud planetaria, destacando el papel de la leche materna como elemento principal de un sistema alimentario sostenible, además de otras ventajas desde el punto de vista medioambiental.
"El pecho de la madre es el mejor envase que existe: estéril, capaz de dosificar la cantidad exacta que requiere el bebé y a la temperatura óptima. Sustituir esto por una leche de fórmula implica el uso de recursos adicionales: por un lado, el empleo de envases procedentes de la propia fórmula infantil, pero también el consumo de agua, el uso de los biberones y las tetinas, los productos para esterilizarlos, los calentadores, etc", ha añadido la profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, María José Rodríguez Lagunas.
De hecho, uno de los aspectos que más se están teniendo en cuenta a la hora de determinar las ventajas medioambientales de la lactancia materna frente a la leche de fórmula es el efecto de ambas en la huella ecológica (la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza). En esta línea, varios estudios las han comparado basándose en factores como las fuentes de energía, las emisiones de carbono, los desechos o la huella hídrica (volumen total de agua dulce utilizada para producir bienes y servicios).
En todos estos aspectos, las ventajas de la leche materna son incuestionables. "Optar por la lactancia materna evita el impacto negativo en la huella ecológica que proviene de los ingredientes de la fórmula infantil, tanto de la leche como de otros componentes añadidos como aceites, vitaminas, etc.; de la producción del preparado en sí misma y de su transporte. Por ello, dar el pecho no es solo más saludable para el bebé, sino que también lo es para el medio ambiente", ha añadido la también profesora de la sección de Fisiología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona.
Para la investigadora del grupo FoodLab de la UOC, Natalia Panadero, un dato "muy ilustrativo y revelador" es que, según algunas investigaciones realizadas al respecto, los países más afectados por el cambio climático muestran también las tasas más bajas de lactancia materna. "Estas evidencias convierten a la lactancia materna en uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de plantear y poner en marcha iniciativas dirigidas a reducir nuestra huella en el medioambiente, así como en la definición de planes de mejora de la alimentación infantil, especialmente durante los primeros años de vida", ha enfatizado.
A pesar de las recomendaciones de la OMS, la realidad es que solo alrededor del 40 por ciento de los bebés nacidos anualmente son alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses de edad. "La mayoría de las madres suelen estar lo suficiente concienciadas, pero a veces se encuentran con dificultades durante este periodo que propician que acaben abandonando esta práctica, y, también, muchas de ellas no son capaces de llevar a cabo el calendario recomendado debido, entre otros factores, a causas laborales", ha señalado Rodríguez Lagunas.
En cuanto a las principales razones argumentadas para abandonar la lactancia y las situaciones más típicas que se producen al respecto, esta experta comenta que durante las primeras semanas, las madres (sobre todo las primerizas) se enfrentan a una gran cantidad de retos que deben compaginar con el cansancio y, a veces, con el dolor y el estrés.
"A esto hay que unir que muchas veces los lactantes no se agarran correctamente al pecho, provocando dolor e incluso grietas en el pezón. Por otra parte, los bebés pueden ganar poco peso e incluso perderlo, lo que supone un estrés añadido para la madre (y para el padre) al no tener control sobre la cantidad de alimento que ingiere el niño, llegando en ocasiones a pensar que su leche no alimenta o no es buena, y que por ello no consigue saciar a su hijo. Si no se recibe un buen apoyo por parte de las comadronas (entre otros profesionales sanitarios), por ejemplo, a través de grupos de lactancia o en la propia consulta pediátrica, es probable que se acabe optando por la solución más rápida: el biberón. Por otra parte, no hay que olvidar que todavía a día de hoy no resulta fácil combinar la lactancia y la vida laboral", ha zanjado la experta.