MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III ha identificado los elementos de diseño del entorno del parto que producen experiencias positivas y negativas en las mujeres y que influyen en la experiencia de las madres a largo plazo
El estudio 'Impacto de la arquitectura del hospital en la experiencia de parto: un estudio fenomenológico con madres expertas en su diseño', realizado junto con dos arquitectas profesionales del estudio de arquitectura Parra-Müller, identifica las percepciones acerca de los elementos de diseño del paritorio que influían en la experiencia de la madre a largo plazo.
Para ello, han analizado los testimonios de partos relatados por madres que, por su formación y profesión, tenían la capacidad de profundizar sobre el diseño arquitectónico del entorno del parto: arquitectas, ingenieras, paisajistas o diseñadoras de interiores. Las conclusiones apuntan a la necesidad de incorporar la experiencia de la mujer en el proceso del parto para promocionar políticas de diseño basadas en evidencias.
La impresión a primera vista fue uno de los elementos que señalaron como relevantes para seleccionar el hospital. Entre los recuerdos que quedaron grabados en las memorias de las madres en relación con esta primera impresión estaba la búsqueda instintiva de conexión con la naturaleza, pero también el itinerario despersonalizado en accesos y pasillos.
"Entramos por urgencias, no hay nadie esperando, me reciben con una silla de ruedas, directa a correas. En una sala que no sé lo que es (no es sala de espera, no es habitación, no es sala de partos) (..) Se van y allí me quedo yo mirando la sala sin saber dónde estoy. (..) Disculpen, me voy, no quiero parir aquí."
El acompañamiento y arropamiento durante el proceso de parto fue otro de los temas clave que apareció en el análisis de los 25 testimonios seleccionados. Los aspectos mejor valorados fueron el espacio para el movimiento y la posibilidad de adaptar la habitación a sus preferencias. Por el contrario, el hecho de no poder regular la temperatura o no disponer de espacio suficiente para el acompañante resultaban aspectos desfavorables.
"Llegamos a la habitación. Es una habitación individual, con baño, luminosa, con espacio, acogedora. Me siento en un hotel, no en un laboratorio. Me siento persona, no número de barras. En la habitación se respira tranquilidad, cariño", relatan.
Otro de los temas abordado en los testimonios fue lo que las madres describieron como daños colaterales, incluyendo espacios clave en el proceso del parto como el aseo, el quirófano o la sala de neonatos. Estos espacios fueron destacados por no responder a las necesidades derivadas del proceso de parto. En cuanto al aseo, se relataban experiencias insatisfactorias cuando no estaba integrado en el paritorio.
"Para llegar al aseo había que cruzar un pasillo. Estaba con contracciones fuertes y tenía que sujetarme la tripa. En todo esto fue imposible cogerme la bata del hospital, así que se me veía entera, desnuda, por detrás. En el mismo pasillo había una familia al completo de otra parturienta, y me estaban viendo todos mientras yo iba, como podía, al baño: descalza, ¡medio desnuda y gimiendo entre contracciones me arrastraba al baño ... ese momento no me gustó mucho!", indican.
Con respecto a los quirófanos, a las madres les desagradaba que permanecieran inmutables ante el nacimiento de una nueva familia. Mientras que, sobre las unidades neonatales, planteaban la falta de espacios para la familia que provocaba la separación no deseada de su bebé y la dificultad de amamantar.
Como señala Laura Cambra Rufino, investigadora de la UPM que ha formado parte del equipo de trabajo, "es necesario realizar más estudios que incorporen la experiencia de la mujer en el proceso del parto para conseguir promocionar políticas de diseño basadas en evidencias".