MADRID 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres embarazadas tienen más probabilidades de dejar de fumar si se les ofrecen incentivos económicos como parte de un plan de tratamiento, según un ensayo realizado en Francia que se publica en 'The BMJ'.
Los resultados muestran que recompensar a las mujeres por su abstinencia de fumar con vales a lo largo de su embarazo se asoció con un aumento de la tasa de abstinencia continua en comparación con la ausencia de vales.
Dejar de fumar es crucial para que la madre y el bebé estén más sanos, pero los datos indican que menos de la mitad de las mujeres que fuman a diario consiguen dejar de hacerlo durante el embarazo. Estudios anteriores sobre incentivos económicos han mostrado resultados prometedores, pero aún no se han puesto en práctica.
Por ello, un equipo de investigadores de Francia decidió evaluar la eficacia de los incentivos económicos progresivamente más elevados que dependen de la abstinencia continuada de fumar sobre el abandono del tabaco y los resultados del parto entre las fumadoras embarazadas.
Sus resultados se basan en 460 fumadoras embarazadas (con una edad media de 29 años) de 18 maternidades de Francia que fueron asignadas aleatoriamente a un grupo de incentivos económicos (231 mujeres) o a un grupo de control (229 mujeres) cuando llevaban menos de 18 semanas de embarazo.
Durante seis visitas presenciales de 10 minutos, se animó a todas las participantes a fijar una fecha para dejar de fumar, se les dio asesoramiento motivacional y se les apoyó para evitar recaídas.
Las participantes del grupo de control recibieron un vale de 20 euros al final de cada visita, pero no se recompensó la abstinencia, por lo que la cantidad máxima que podía ganar una participante era de 120 euros tras seis visitas.
Sin embargo, los del grupo de incentivos económicos podían ganar vales adicionales en función de la abstinencia (confirmada por la medición de la cantidad de monóxido de carbono en el aliento del participante en cada visita). Así, si los participantes eran abstinentes durante seis visitas consecutivas, podían ganar hasta 520 euros en vales.
Se tuvieron en cuenta una serie de factores potencialmente importantes, como la edad, el origen étnico, los ingresos y el uso de la terapia de sustitución de la nicotina, y se registraron otras medidas (secundarias) en cada visita, como el tiempo hasta la recaída, los síntomas de abstinencia de la nicotina, la presión arterial y el consumo de alcohol y cannabis en los últimos 30 días.
También se registraron medidas secundarias en los recién nacidos, como la edad gestacional al nacer (en semanas), el peso al nacer, el perímetro cefálico, la puntuación de Apgar a los cinco minutos y los malos resultados (una medida combinada de traslado a la unidad neonatal, defectos de nacimiento, convulsiones o muerte perinatal).
De media, los participantes del grupo de incentivos económicos fumaron 163 cigarrillos menos que los del grupo de control.
La tasa de abstinencia continua fue significativamente mayor en el grupo de incentivos económicos (16%, 38 de 231) que en el grupo de control (7%, 17 de 229) y, visita a visita, la tasa de abstinencia fue 4 veces más probable en la intervención que en el grupo de control
El tiempo hasta la recaída fue significativamente más tardío y el deseo de fumar fue menor en el grupo de incentivos económicos que en el grupo de control. No se encontraron diferencias en cuanto a los síntomas de abstinencia de la nicotina, la presión arterial o el consumo de cannabis o alcohol.
Los incentivos económicos también se asociaron a una reducción del 7% en el riesgo de un mal resultado neonatal: 4 bebés (2%) en el grupo de incentivos económicos y 18 bebés (9%) en el grupo de control.
Otros análisis indicaron que los bebés del grupo de incentivos económicos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de tener un peso al nacer igual o superior a 2.500 g que los del grupo de control, aunque los investigadores señalan que estos resultados deben interpretarse con precaución.
Se trata de un ensayo de alta calidad, bien diseñado y con un número relativamente grande de participantes, pero los investigadores señalan algunas limitaciones, como la falta de seguimiento de la madre y el bebé después del parto y la falta de participación de las parejas fumadoras en la intervención. No obstante, afirman que sus resultados sugieren que los incentivos económicos que recompensan progresivamente la abstinencia de fumar "podrían implementarse en la atención sanitaria habitual de las fumadoras embarazadas".
Los estudios futuros "deberían evaluar la eficacia a largo plazo de los incentivos económicos sobre la abstinencia de fumar después del parto", concluyen.
Este estudio se suma a las crecientes evidencias de que es el momento de empezar a incluir los incentivos como parte de la práctica habitual para apoyar el abandono del tabaco durante el embarazo, afirman los investigadores en un editorial vinculado.
Sostienen que la implementación debe llevarse a cabo en paralelo con la investigación actual y futura, y señalan la necesidad de integrar los incentivos en las directrices nacionales de buenas prácticas junto con las consideraciones éticas y culturales adecuadas.
"Hacerlo también desempeñará un papel importante en la reducción de las desigualdades sanitarias en su origen más temprano", concluyen.