MADRID 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los cambios hormonales en la vida de una mujer como el embarazo o la menopausia hacen que estas sean más propensas a tener eventos cardiovasculares, por lo que requieren una mayor atención para evitar enfermedades cardiovasculares, según advierten desde el desde el movimiento Corazón de Mujer (CDM).
Las patologías cardíacas son la principal causa de muerte entre las mujeres, pero el 80 por ciento de éstas se podrían prevenir. Por este motivo, es necesario destacar la importancia de reconocer y minimizar los factores de riesgo específicos que la población femenina tiene que afrontar a lo largo de las diferentes etapas de su vida.
La etapa del embarazo podría desenmascarar una fragilidad cardiovascular ignorada ya que dicho momento es equiparable a un ejercicio de cardio y estrés metabólico máximo donde se puede predecir la futura aparición de enfermedades cardiovasculares.
Existen una serie de eventos adversos, como la preeclampsia o la diabetes gestacional, que no solo representan preocupaciones ocasionales, sino que deben considerarse como punto de partida de unas revisiones periódicas a nivel preventivo de la salud cardiovascular.
"Afecta a más mujeres de las que pensamos: alrededor del 15 por ciento sufren hipertensión durante el embarazo y sobre el 7,5 por ciento, preeclampsia", afirma la cardióloga de ATRIA Clinic e impulsora del movimiento Corazón de Mujer, la doctora Leticia Fernández-Friera.
"Y ésto -añade la especialista- multiplica por cuatro el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca e hipertensión crónica a largo plazo y duplica el riesgo de diabetes e ictus. Desde Corazón de Mujer no queremos ser alarmistas, pero sí incidir en que estos perfiles visiten a su cardiólogo puesto que podría ayudar a prevenir estas complicaciones", añade.
Sin embargo, el panorama de riesgo cardiovascular para las mujeres no termina ahí y hay que poner énfasis en la prevención durante la menopausia, una etapa de la vida caracterizada por cambios hormonales significativos. La disminución de los niveles de estrógeno ligados a este momento vital se asocia con cambios adversos en la composición del colesterol, la función arterial y la distribución de grasa corporal, aumentando el riesgo de enfermedad cardiovascular y, en consecuencia, la necesidad de cuidarse.
"Las mujeres, sean de la edad que sean, deben de conocer y tener en cuenta los factores de riesgo que pueden derivar en enfermedades del corazón. Bien es cierto que a partir de los 45 años la probabilidad de sufrir este tipo de patologías aumenta y la visita al cardiólogo debería convertirse en periódica porque, siendo objetivos, 8 de cada 10 accidentes cardiovasculares de mayor riesgo se podrían evitar. Por eso, es importante una concienciación temprana de la mujer y su entorno", destaca la doctora Fernández-Friera.