MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los doctores Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik, de la clínica MARGen de Granada, apoyándose en un reciente artículo de 'The Lancet', abogan por definir la endometriosis como "una enfermedad crónica sistémica", a tenor de los efectos colaterales que conlleva en diferentes órganos del cuerpo que van más allá de la región pélvica, incluyendo el hígado, el cerebro, el bazo, los pulmones y el tejido adiposo.
En concreto, la endometriosis afecta a entre el 10 y el 15 por ciento de las mujeres españolas en la edad reproductiva y representa una de las causas principales de infertilidad en mujeres jóvenes. Además, estas mujeres sufren habitualmente del dolor pélvico durante la menstruación y las relaciones sexuales. Asimismo, el conjunto de estos síntomas produce frecuentemente una depresión y empeora de forma sustancial su calidad de vida.
Tradicionalmente, la endometriosis se define como una enfermedad ginecológica crónica, caracterizada por la proliferación de las células provenientes del endometrio (la mucosa que recubre el interior del útero) fuera de la cavidad uterina, principalmente en los ovarios y otros órganos pélvicos.
El desarrollo de la enfermedad depende de dos condiciones que tienen que estar presentes simultáneamente. La primera es un reflujo parcial de sangre menstrual, que contiene células descamadas del endometrio, a través las trompas de Fallopio hacía la cavidad abdominal. Para que la enfermedad siga adelante se necesita una segunda condición, esto es, la capacidad de las células descamadas de sobrevivir y dividirse en otros lugares diferentes a su posición original.
Así, según explican los doctores, la mayoría de los efectos sistémicos no son causados directamente por implantes ectópicos del tejido endometrial, sino que resultan de la acción, a larga distancia, de diferentes sustancias producidas por focos endometriosicos remotos. Se trata, sobre todo, de citocinas proinflamatorias. Estas sustancias circulan libremente en la sangre y afectan la función de diferentes órganos. De esta manera, un pequeño foco localizado en la pelvis puede provocar un estado de inflamación generalizado.
MELATONINA PARA FRENAR LA PROGRESIÓN DE LA ENDOMETRIOSIS
Para frenar estos síntomas, se usa la misma medicación que se ha mostrado útil contra los efectos locales. Para frenar la inflamación sirven medicamentos con efectos antioxidantes y antiinflamatorios, por ejemplo, las vitaminas C y E, acetilcisteina o coenzima Q10. "Pero el medicamento más adecuado es la melatonina, ya que combina un fuerte efecto antioxidante y antiinflamatorio con una acción directa contra las células endometriosicas", afirman ambos especialistas.
"De hecho, el tratamiento oral con la melatonina es la única terapia causal que puede frenar la progresión de la endometriosis sin bloquear la ovulación, lo que hace su uso adecuado para las mujeres con endometriosis que buscan el embarazo", comentan los directores de la Clínica MARGen. "Además, y a la vista del estudio publicado por los estadounidenses, hay que añadir la acción de la melatonina contra los efectos inflamatorios, tanto locales como sistémicos, lo que puede reducir el dolor, mejorar el estado de salud general y aumentar la calidad de vida de estas mujeres", concluyen.