MADRID, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres tienden a vivir más que los hombres, pero suelen tener mayores tasas de enfermedad. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) sugiere que estos mayores índices de enfermedad pueden mejorarse con una mejor dieta, con un alto contenido de carotenoides pigmentados como el ñame, la col rizada, las espinacas, la sandía, los pimientos, los tomates, las naranjas y las zanahorias.
Estas frutas y verduras de colores brillantes son especialmente importantes para prevenir la pérdida visual y cognitiva. "La idea es que los hombres contraen muchas de las enfermedades que tienden a matar, pero las mujeres contraen esas enfermedades con menos frecuencia o más tarde, por lo que perseveran pero con enfermedades que son debilitantes", explica Billy R. Hammond, coautor del estudio.
Por ejemplo, el investigador detalla que de todos los casos existentes de degeneración macular y demencia en el mundo, dos tercios son mujeres. "Estas enfermedades que sufren las mujeres durante años son las más susceptibles de prevención mediante el estilo de vida", apunta.
El estudio, que revisó y analizó datos de estudios anteriores, detalló varias afecciones degenerativas, desde enfermedades autoinmunes hasta demencia, que, incluso controlando las diferencias en la duración de la vida, las mujeres experimentan en tasas mucho más altas que los hombres.
"Si se toman todas las enfermedades autoinmunes en conjunto, las mujeres representan casi el 80 por ciento. Así que, debido a esta vulnerabilidad, ligada directamente a la biología, las mujeres necesitan una atención preventiva adicional", afirma Hammond, cuyo trabajo se ha publicado en la revista científica 'Nutritional Neuroscience'.
Una de las razones de esta vulnerabilidad tiene que ver con la forma en que las mujeres almacenan las vitaminas y los minerales en su cuerpo. Hammond señala que las mujeres tienen, por término medio, más grasa corporal que los hombres.
La grasa corporal sirve como un importante sumidero para muchas vitaminas y minerales de la dieta, lo que crea una reserva útil para las mujeres durante el embarazo. Esta disponibilidad, sin embargo, significa que hay menos para la retina y el cerebro, lo que hace que las mujeres corran más riesgo de sufrir problemas degenerativos.
La ingesta de carotenoides pigmentados en la dieta actúa como antioxidante para los seres humanos. Dos carotenoides concretos, la luteína y la zeaxantina, se encuentran en tejidos específicos del ojo y el cerebro y se ha demostrado que mejoran directamente la degeneración del sistema nervioso central.
"Los hombres y las mujeres consumen más o menos la misma cantidad de estos carotenoides, pero las necesidades de las mujeres son mucho mayores. Las recomendaciones deberían ser diferentes, pero, en general, no hay recomendaciones para hombres o mujeres en cuanto a los componentes de la dieta que no están directamente relacionados con las enfermedades carenciales (como la vitamina C y el escorbuto). Parte de la idea del artículo es que hay que cambiar las recomendaciones para que las mujeres sean conscientes de que tienen estas vulnerabilidades que tienen que abordar de forma proactiva, para que no tengan estos problemas más adelante", reflexiona el investigador.
Los carotenoides también están disponibles a través de suplementos. Y aunque los suplementos de luteína y zeaxantina son una forma de aumentar la ingesta, Hammond señala que obtenerlos a través de los alimentos es una estrategia mucho mejor.
"Los componentes de la dieta influyen en el cerebro, desde cosas como la personalidad hasta incluso nuestro concepto de sí mismo. No creo que la gente se dé cuenta del profundo efecto que tiene la dieta sobre quiénes son, su estado de ánimo e incluso su propensión a la ira. Y ahora, por supuesto, esto se extiende al microbioma y a las bacterias que componen tu intestino: todos estos componentes trabajan juntos para crear los bloques de construcción que componen nuestro cerebro y los neurotransmisores que median su uso", concluye el científico.