MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
A pesar de todo lo que ha avanzado la Ciencia y la Medicina todavía no está en la mano de la mujer el ponerse de parto. Es una fecha que nadie conoce, más que el bebé que se encuentra intraútero. No obstante, hay determinadas situaciones que sí obligan a la provocación o inducción de un parto; y es que la realidad apunta a que cada vez más se inducen más partos hoy en día.
"Cada vez se inducen más partos y es que se intenta mantener una actitud más proactiva ante el riesgo. Ahora bien, las inducciones deben realizarse en centros de referencia. No se pueden hacer en cualquier sitio", mantiene en una entrevista con Infosalus el doctor Juan León, jefe de sección de Obstetricia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Pero también este especialista apunta que son más frecuentes porque en la actualidad hay más gestantes en situaciones de riesgo que en antaño. La condición más importante es la edad, así como la obesidad, la hipertensión, y aquellas situaciones donde se incrementa la patología placentaria", afirma
Inducir un parto, según prosigue este experto, es provocar el parto. "Una mujer se pone de parto habitualmente con contracciones y además, efectivas. Con la inducción al parto al principio, sobre todo, se busca que se produzcan unos cambios a nivel de cuello uterino ,y después, que éste vaya dilatando, para después ya producirse la salida del bebé", remarca.
CAUSAS PARA INDUCIR UN PARTO
Así, según destaca el doctor León, el objetivo principal de la inducción de un parto es disminuir los riesgos materno-fetales y señala que hay varias casuísticas donde suele estar indicada la provocación del parto:
En los casos de una gestación cronológicamente prolongada, y en prevención de que el embarazo se prolongue y sea, como se ha demostrado, causa de incremento de muerte materno perinatal, antes de las 42 semanas se provoca el parto.
La otra causa frecuente es cuando la mujer rompe la bolsa para disminuir el riesgo de infección: se considera provocar el parto si ésta no se pone de parto espontáneamente en las siguientes 12-24 horas, aunque todo a criterio médico; a veces es tan precoz la rotura de la bolsa que puede infectarse.
Asimismo, en situaciones maternas o fetales de riesgo y más allá del periodo a término (más allá de las 37-38 semanas), como cuando el feto no está creciendo de forma adecuada en el útero; igualmente apunta a si por ejemplo la madre desarrolla una patología que puede agravarse con el tiempo de embarazo y cuya solución es finalizarlo como en el caso de la preeclampsia o patología hipertensiva, por ejemplo.
Puede haber otras patologías maternas que se descompensen como la patología pulmonar, y donde el embarazo ya supone incremento de volumen sanguíneo y en estas situaciones se provoca el parto, o una paciente con una diabetes no bien controlada.
Muchas veces en torno a la semana 38-39-40 de gestación, y en caso de patología fetal que pueda agravarse, como un niño que crece de forma excesiva, o un niño que lleva una semana sin líquido amniótico.
"Son situaciones de alto riesgo en las que, en definitiva, se provoca el parto en previsión, se quiere ser cauto, ya que se trata de situaciones de alto riesgo en las que esperar dos o tres semanas más conlleva asumir más riesgos, tanto para la madre como para el feto", agrega el doctor León.
Sobre los riesgos de la inducción del parto, el experto del Gregorio Marañón de Madrid indica que provocar un parto incrementa en dos o tres el riesgo de una cesárea, porque no se consigue finalmente provocar el parto o porque probablemente el feto no lo tolere. "Tiene más tiempo con contracción la paciente que lo que suele ocurrir en un parto espontaneo y esto se suele vivir como algo traumático, pero no sabemos con seguridad el tiempo que tiene una paciente una vez que la inducen", añade este obstetra.
MÉTODOS DE INDUCCIÓN DE PARTO
Por otro lado, preguntamos a este especialista por los principales métodos que se pueden emplear a la hora de provocar un parto y los divide en mecánicos, o bien en métodos farmacológicos:
Mecánicos: la manipulación del cuello del útero provoca contracciones; la rotura prematura de la membrana; también está el introducir un balón o herramientas que permitan la dilatación del cuello uterino o incluso cambios a nivel del cuello uterino.
En el caso farmacológico, dentro de los métodos los más frecuentes cita el uso de las prostaglandinas, o de la oxitocina, "cada uno con sus indicaciones claras".
También se encontrarían los métodos mixtos, donde se mezclan ambos.
"Por suerte, hay una batería de métodos enorme. No hay que olvidar que cada uno de ellos tiene sus indicaciones, pero también algunos sus contraindicaciones, por lo que conviene siempre individualizar cada caso. Y siempre vamos a aquellos donde el manejo de los profesionales haya influido, esto es muy importante", sostiene el doctor León.
PROS Y CONTRAS DE LA INDUCCIÓN DEL PARTO
Eso sí, quiere dejar claro que para los obstetras es mejor el no tener que inducir un parto porque, entre otras cosas, estos suponen un día más de ingreso para la madre, a la vez que aumenta la tasa de cesárea, como hemos comentado.
Con ello, insiste en que, para los profesionales es muy importante que las pacientes se sientan confiadas y seguras ante una inducción del parto, ya que durante este procedimiento médico se va a buscar el estar muy pendiente tanto de la madre como del niño, y lo que es seguro es que "los riesgos serán menores que de no inducir el parto".
"En grandes términos por mucho que pueda criticarse la inducción de los partos es un éxito porque la actitud proactiva basado en datos ha demostrado que esta práctica mejora resultados perinatales y más en situaciones de riesgo o de complicaciones", valora el experto del Hospital Gregorio Marañón.