Uno de cada cuatro embarazos termina en aborto espontáneo: causas, mitos erróneos y cómo afrontarlo (sin culpas)

Archivo - Ecografía a una mujer embarazada.
Archivo - Ecografía a una mujer embarazada. - ALEXRATHS/ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 29 julio 2025 8:32

   MADRID, 29 Jul. (EDIZIONES) -

   Los abortos espontáneos son más frecuentes de lo que se suele creer. Todos a nuestro alrededor seguro que conocemos a alguien que ha tenido que superar uno de estos episodios que, a pesar de su frecuencia, suelen suponer un golpe enorme para quien los padece, un enorme dolor físico pero también emocional.

   De hecho, uno de cada cuatro embarazos reconocidos terminan en aborto espontáneo, es decir, padece una pérdida en este sentido antes de las 20 semanas primeras de gestación. Este riesgo se reduce a medida que avanza el embarazo, y la mayor parte de estos episodios tienen lugar durante las 12 primeras semanas, y en cuando se alcanza el segundo trimestre el riesgo cae hasta el 1-5%.

   “La mayoría de abortos son espontáneos. La mayor parte de las personas que han padecido un aborto tienen la misma probabilidad de tener un embarazo normal la siguiente vez, como cualquier otra persona”, afirma en este sentido la reconocida ginecóloga a nivel internacional y referente en salud reproductiva Karen Tang.

   Responde una serie de preguntas para Europa Press Salud Infosalus porque acaba de publicar ‘No es histeria’ (Diana), una auténtica guía sobre salud reproductiva de la mujer, y que centra uno de sus capítulos precisamente en los abortos espontáneos.

HAY MÁS ABORTOS DE LOS QUE PENSAMOS

   Es más, sostiene que es probable que esa tasa de abortos espontáneos realmente sea superior al 25%, ya que, según argumenta, muchas pérdidas ocurren antes de que la persona se dé cuenta siquiera de que ha estado embarazada. “Hasta un 70% de los óvulos fecundados termina en aborto espontáneo”, precisa.

   Para su diagnóstico, Tang señala que puede descubrirse bien porque tienen lugar los típicos síntomas de un aborto, como el sangrado vaginal o dolor, o bien durante la primera visita rutinaria al ginecólogo o a la matrona. “Suelen confirmarse mediante la confirmación de ecografías pélvicas, análisis de sangre para medir los niveles de las hormonas del embarazo, y un examen pélvico para comprobar si hay sangrado o expulsión del tejido”

FACTORES DE RIESGO

   Nos cuenta, además, que hay algunas circunstancias que pueden influir en los abortos: “Por ejemplo, si uno de los padres tiene un tema genético y le está pasando alguna mutación al embrión, o si hay un problema anatómico con el útero, como un septum o un mioma, que está empujando la cavidad uterina de la mujer”.

   Aquí señala en el libro que “más de la mitad de los abortos espontáneos se deben a una anomalía en los cromosomas del embrión”, unos problemas que aparecen por azar a medida que las células del embrión se dividen y se multiplican, y no suelen ser indicativos de un problema heredado de ninguno de los progenitores que tenga que repetirse de un embarazo futuro.

   Destaca igualmente que hay factores relacionados con la salud que pueden aumentar el riesgo de aborto, como fumar o consumir alcohol y drogas; si bien otros no son modificables como la edad y los problemas genéticos; si bien afirma que el riesgo de aborto se puede reducir si se recurre a técnicas de reproducción asistida.

NO ES TU CULPA

   Eso sí, alerta esta reputada ginecóloga que circulan una serie de mitos sobre determinadas actividades que se deben evitar para prevenir la pérdida de un embarazo, como la práctica deportiva, el sexo, el levantamiento de objetos, el estrés, o el trabajo.

   “Los abortos espontáneos generalmente se deben o bien a una anomalía cromosómica que ha aparecido de manera espontánea, o a un problema de salud que se le escapa al control de la persona. Lidiar con la pérdida de un embarazo ya es sumamente difícil, y nadie debería sentir que ha provocado su aborto porque estaba estresada o ha trabajado demasiado. Hay muchas personas que sienten que a lo mejor lo han provocado porque estaban haciendo ejercicio o corriendo, o estaba muy estresados. Hay muchos mitos que dicen que has provocado el aborto, pero no es algo que has hecho, hay que eliminar ese mito. Simplemente, son situaciones de mala suerte”, insiste Tang.

QUÉ SE PUEDE HACER

   Finalmente, resalta que sí hay algunas cosas que pueden tratarse para evitar los abortos, tal y como afirma esta ginecóloga formada en Columbia y Harvard: “Normalmente empezamos a hacer pruebas por estas causas una vez que alguien ha tenido dos o tres abortos. Simplemente porque uno es muy habitual, y normalmente la siguiente vez tienes un embarazo normal. Pero una vez que alguien ha tenido más de uno, empezamos a buscar la causa para ver si podemos evitarlos”.

   Dice que en las pruebas, más del 50% de las pacientes que tienen pérdidas del embarazo recurrentes no se encuentra nada atípico, lo que significa que las pérdidas fueron de origen desconocido. “La buena noticia es que la mayor parte tendrá un embarazo normal en el futuro. En un estudio se observó que el 77% de las personas con un historial de abortos recurrentes terminaron dando a luz, y el índice de éxito fue del 71% incluso en el caso de haber encontrado un factor de riesgo en las pruebas”, señala.

   Los estudios que se realizan van desde exploración física básica, chequeos rutinarios, y búsqueda de problemas como la diabetes, problemas tiroideos, de riñón, cardiopatías, y síndrome antifofolipídico. Pero de nuevo, según reitera, “la mayoría de las veces no es nada que haya hecho esa persona, ni que hayan hecho nada mal”.

   En última instancia, reconoce que un aborto espontáneo puede resultar “sumamente doloroso y difícil”, siendo la terapia psicológica con un profesional de la salud mental un apoyo para aquellas parejas o personas que pasan por un aborto.

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