Azúcares de la leche materna podrían ayudar a proteger a los bebés del estreptococo del grupo B

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ISTOCK
Actualizado: viernes, 7 agosto 2020 12:28

MADRID, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -

Las bacterias del estreptococo del grupo B (GBS, por sus siglas en inglés) siguen siendo la principal causa de infecciones graves en los recién nacidos en todo el mundo. Ahora, investigadores han encontrado que aunque el patógeno puede transmitirse a los bebés a través de la lactancia materna, algunas madres producen azúcares protectores en su leche que podrían ayudar a prevenir la infección.

También informan que los azúcares pueden actuar como agentes anti-biofilm, lo que es el primer ejemplo de carbohidratos en la leche humana que tiene esta función.

Los autores de este trabajo presentan sus resultados este domingo en la 254 Reunión Nacional y Exposición de la Sociedad Química Americana (ACS, por sus siglas en inglés), que se celebra hasta el jueves en Washingto, Estados Unidos. "En la mayoría de las mujeres, el estreptococo del grupo B que está presente no causará enfermedad", explica uno de los investigadores, Steven Townsend, del Departamento de Química de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos.

"Pero para los recién nacidos, una infección de GBS a menudo conduce a la sepsis o la neumonía, y en casos graves a la muerte, porque no tienen mecanismos de defensa plenamente desarrollados", apunta este experto, añadiendo que los ancianos también son susceptibles a este tipo de infecciones.

Las infecciones por GBS en recién nacidos de menos de una semana de edad pueden prevenirse. Si una mujer embarazada da positivo en la prueba para el estreptococo del grupo B durante su último trimestre, puede tomar antibióticos durante el parto para reducir significativamente el riesgo de que su bebé se enferme al nacer. Ésta ha sido una estrategia profiláctica eficaz para la enfermedad de inicio temprano en la primera semana de vida; pero a veces una infección puede desarrollarse más tarde, entre una semana y tres meses después de que nazcan los bebés.

Sobre cómo GBS estaba infectando a estos niños pequeños en primer lugar, los investigadores detectaron hace unos diez años casos en los que las bacterias se transmiten a través de la leche materna, a pesar de los beneficios inmunológicos conocidos de la leche. Pero debido a que la mayoría de los bebés no se infectan con el estreptococo del grupo B, Townsend y otros querían ver si la leche materna de algunas mujeres contenía compuestos protectores que combatían específicamente esa bacteria.

"Como químicos de carbohidratos, sabíamos por la investigación anterior que los carbohidratos de la leche son protectores contra otras bacterias, así que pensamos que habría una posibilidad de que fueran activos contra el estreptococo del grupo B", describe el profesor Townsend.

PODRÍAN SERVIR COMO TRATAMIENTO ANTIBACTERIANO PARA NIÑOS Y ADULTOS

Para probar esta hipótesis en un estudio piloto, su laboratorio reunió cinco muestras de leche materna de donantes, aisló los azúcares complejos, también llamados oligosacáridos, y cultivó GBS en presencia de los azúcares. Se desconocía el estado de GBS de las mujeres.

"Cuando las bacterias quieren hacernos daño, producen esta sustancia protectora pegajosa llamada biofilm, que les permite frustrar nuestros mecanismos de defensa --explica Townsend--. En el estudio inicial, los azúcares de la leche de una madre mataron casi toda la colonia, otra muestra de leche fue moderadamente efectiva, mientras que las otros tres mostraron una disminución de la actividad".

En el estudio actual, sus miembros del equipo están probando más de una docena de muestras de leche adicionales para ver si pueden replicar su primera ronda de resultados. Hasta el momento, dos muestras han mostrado actividad contra bacterias y biofilms; dos sólo funcionaron contra bacterias pero no biofilms; y cuatro ayudaron a combatir la formación de biofilm pero no mataron las bacterias. Seis eran relativamente inactivas frente a ambos.

Los datos preliminares también sugieren que algunas madres producen azúcares en la leche que hacen que las bacterias sean más susceptibles a los antibióticos comunes, incluyendo penicilina y eritromicina. Si estos resultados se confirman en estudios futuros, estos azúcares podrían potencialmente convertirse en parte de un tratamiento antibacteriano para niños o adultos, además de que podrían ayudar a reducir nuestra dependencia de algunos antibióticos comunes, según Townsend.