MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
Está cada vez más establecido que el estrés materno durante el embarazo puede afectar el desarrollo fetal e infantil, así como los resultados del nacimiento. Pero, además, según una nueva investigación, la exposición temprana a la hormona del estrés puede alterar permanentemente muchas respuestas del sistema inmunitario, disminuyendo la capacidad del cuerpo para evitar infecciones bacterianas y combatir tumores.
Una investigación en ratones ha demostrado que los que son expuestos al estrés en el útero y poco después del nacimiento probablemente presentarán deficiencias de por vida en el sistema inmunitario que impiden la capacidad de prevenir infecciones y cáncer, según publican científicos de la Universidad de Yale en la revista 'Cell'.
En este nuevo estudio rastrearon toda una vida de cambios fisiológicos experimentados por ratones que recibieron una solución líquida que contenía la hormona del estrés glucocorticoide mientras estaban en el útero o poco después del nacimiento. Los glucocorticoides son hormonas naturales que reducen la inflamación y son fundamentales para ayudar a los bebés y adultos a adaptarse rápidamente a los peligros ambientales, como el hambre o la violencia. Los médicos los usan para tratar el asma y las enfermedades autoinmunes causadas por el sistema inmunitario hiperactivo, por ejemplo.
"Los ratones se vuelven a cablear y reprogramar para el resto de sus vidas de manera fundamentalmente diferente a los que no están expuestos a los glucocorticoides", explica el inmunobiólogo de Yale Ruslan Medzhitov, autor principal del estudio e investigador del Instituto Médico Howard Hughes.
Medzhitov y el primer autor Jun Young Hun, también de Yale, catalogaron una serie de cambios fisiológicos que ocurrieron en ratones que recibieron glucocorticoides y que tuvieron graves consecuencias para el resto de sus vidas. Como adultos, por ejemplo, los ratones expuestos eran más susceptibles a infecciones bacterianas y tumores que los ratones sin exposición. Un cambio fisiológico específico fue la disminución de la actividad en una célula T clave que responde a los patógenos y otras amenazas para el huésped.
El estudio ayuda a explicar por qué las personas varían tanto en su capacidad para evitar infecciones, dijeron los autores. También proporciona una explicación de un fenómeno social que se encuentra a lo largo de la historia humana: un énfasis en proteger a las mujeres del estrés durante el embarazo. "En todas las culturas, hay esfuerzos para proteger a las mujeres del estrés durante el embarazo --añade--. Los efectos del estrés en la vida temprana no solo desaparecen".
A medida que se aprende más sobre los cambios moleculares causados por la exposición temprana al estrés, es más probable que la ciencia médica encuentre una manera de minimizar su daño, señalan los autores. "Todavía no estamos ahí", apunta Medzhitov.