MADRID, 5 May. (EUROPA PRESS) -
La doctora Isabel Rodríguez-Piñero, ginecóloga de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, advierte de que el cáncer de ovario "produce síntomas muy poco específicos al inicio, por lo que el 70-80 por ciento de las pacientes se diagnostican en estadios avanzados".
Es por ello que, aunque el cáncer de ovario solo represente el 3 por ciento de todos los tumores femeninos, es la cuarta causa de muerte por cáncer en la mujer y la primera por causa de origen ginecológico.
Tal y como recuerda la doctora Rodríguez-Piñero, un screening o cribado es una prueba que sirve para detectar una enfermedad en pacientes asintomáticos, pero actualmente no existen para detectar de forma eficaz el cáncer de ovario. "Las únicas pruebas de screening validadas en la actualidad para detección precoz de cáncer son la citología en el cáncer de cérvix, la mamografía en el cáncer de mama y la sangre oculta en heces en el cáncer de colon", indica.
A día de hoy, no existe ninguna otra prueba en pacientes con cáncer de ovario de bajo riesgo. "La ecografía transvaginal es la primera prueba a realizar y, de hecho, es la que mejor rendimiento tiene. En caso de dudas, la resonancia magnética ayuda a mejorar la sensibilidad y especificidad, y la tomografía axial computerizada (TAC) sirve para valorar la extensión de la enfermedad", asevera la ginecóloga.
Los síntomas que puede producir el cáncer de ovario son poco específicos y muchas veces se confunden con otras patologías. De acuerdo con la doctora Rodríguez-Piñero, puede dar sintomatología digestiva, como distensión abdominal, reflujo gastroesofágico y dolor abdominal. También puede aparecer sintomatología por compresión de órganos vecinos, como dificultad para realizar deposición o micción.
EL 10% DE LOS CÁNCERES DE OVARIO SON HEREDITARIOS
"Ante la presencia de estos síntomas, siempre hay que consultar a un profesional", recomienda. También ha instado a tener presente que cerca del 10 por ciento de los cánceres de ovario son hereditarios, asociados a la mutación de unos genes llamados BRCA (1 y 2).
"Tener este tipo de mutación aumenta el riesgo de padecer de cáncer de ovario, pero es importante destacar que no todas las mujeres portadoras de la mutación van a desarrollar un cáncer de ovario. El aumento de riesgo oscila entre un 39 y un 44 por ciento en caso de BRCA1 y en torno al 11-17 por ciento en BRCA2", destaca la doctora.
También existen otros factores de riesgo, como la edad avanzada, la obesidad, la nuliparidad o primer embarazo por encima de los 35 años. Para la especialista de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, las pruebas de imagen, junto con los marcadores tumorales, pueden dar un diagnóstico de sospecha, pero siempre será necesaria una biopsia para obtener la anatomía patológica del tumor y poder hacer una estadificación y un tratamiento adecuado.
El tratamiento varía en función del estadio, el tipo de tumor y la edad de la paciente. "Por supuesto, la decisión de tratamiento se toma por un equipo multidisciplinar que engloba ginecólogos, oncólogos, radiólogos, anatomopatólogos, entre otros", subraya la doctora.
En opinión de Rodríguez-Piñero, en estadios iniciales se realiza una histerectomía (extirpación del útero) con doble anexectomía (ambas trompas y ovarios), linfadenectomía pélvica y paraórtica (extirpación de los ganglios linfáticos) y toma de muestras de la cavidad abdominal. En estadios avanzados puede ser necesaria la extirpación de otros órganos afectados, como por ejemplo el bazo", matiza la ginecóloga.