MADRID 6 May. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) estima que hasta el 15% de las mujeres en España pueden llegar a desarrollar un trastorno por uso de sustancias (alcohol, cannabis, cocaína, opiáceos, etc.), en función de diversos factores individuales y contextuales durante el embarazo y el posparto.
La cifra podría ser incluso mayor, ya que muchos casos no son detectados por el sistema sanitario debido al estigma que rodea a la enfermedad mental y a las adicciones y al miedo que sienten las mujeres a perder la custodia de sus hijos.
La portavoz de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), la psiquiatra e investigadora, Gemma Parramon Puig, lamenta que siga existiendo la concepción, incluso entre muchos profesionales sanitarios, de que la adicción a sustancias es una cuestión de voluntad y no un trastorno mental, por lo que en muchos casos estas mujeres son censuradas socialmente y penalizadas por la administración con la retirada de la custodia de sus hijos.
"Si una mujer no deja de consumir una sustancia durante el embarazo o el posparto cuando sabe que es nociva para su criatura es porque no puede, no porque no quiere. No hay ninguna mujer que consuma sustancias durante el embarazo o el posparto con el objetivo de hacer daño a su hijo o hija", reflexiona la experta.
Según la doctora Parramon Puig, muchas adicciones de mujeres en esta etapa vital tan vulnerable a nivel mental están asociadas a la automedicación. "Si una persona consume una sustancia porque no se encuentra bien y de repente se encuentra mejor, lo más probable es que termine desarrollando un trastorno por uso de sustancias", explica la psiquiatra. Tras ese malestar y ese encontrarse mal muchas veces se esconde otro trastorno mental, fundamentalmente la depresión, que se asocia en muchas ocasiones al consumo de sustancias.
"Lo observamos con frecuencia en la práctica clínica: durante el embarazo, muchas mujeres experimentan lo que denominamos motivación fetal, una fuerza especialmente intensa vinculada al deseo de proteger y cuidar al futuro bebé. Esta motivación actúa como un potente motor de cambio, favoreciendo, en muchos casos, la reducción o el abandono del consumo de sustancias. Sin embargo, esta tendencia puede revertirse tras el parto: si la mujer desarrolla una depresión posparto, el riesgo de recaída en el consumo es considerablemente elevado" sostiene.
Gemma Parramon insiste en hacer un seguimiento "respetuoso y sin juicios" a estas mujeres. En ese sentido, destaca como fundamental la generalización de las conocidas como Unidades de Salud Mental Perinatal, apenas implantadas en España salvo contadas excepciones que, en la mayoría de los casos, "funcionan por la buena intención y la voluntad de profesionales médicos concienciados con la problemática y no por la planificación de las administraciones".