MADRID 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio del mismo equipo de la Universidad de Notre Dame, el Hospital General de Massachusetts y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos ha identificado una combinación de medicamentos que pueden mejorar el flujo sanguíneo dentro de los granulomas, beneficiando la administración de fármacos. Publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, el estudio aprovecha décadas de investigación sobre el cáncer para estudiar el tejido pulmonar afectado por la tuberculosis y mejorar el tratamiento.
Una vez que el sistema inmunológico del cuerpo está infectado con tuberculosis, forma granulomas (grupos apretados de glóbulos blancos) en un intento de aislar las bacterias que causan la infección en los pulmones. Pero la mayoría de las veces, los granulomas causan más daño que bien. La profesora asistente de ingeniería aeroespacial y mecánica de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) Meenal Datta, centrada en analizar las similitudes entre granulomas y tumores, descubrió que ambos son estructural y funcionalmente anormales. En 2015, ella y otros investigadores observaron las estructuras vasculares de los granulomas y demostraron que están comprometidas y tienen fugas al igual que los vasos sanguíneos de los tumores, lo que limita la administración de fármacos y el tratamiento exitoso en ambas enfermedades.
Fue la primera vez que demostramos definitivamente que existía esta similitud fisiopatológica entre estas dos enfermedades que se presentan con diferentes causas y síntomas El cáncer no se parece en nada a una enfermedad infecciosa. Y, sin embargo, aquí hay dos enfermedades diferentes con el mismo problema de vasos sanguíneos disfuncionales".
En esta nueva investigación, Datta pudo observar que al igual que en los tumores, muchos de los vasos sanguíneos de los granulomas se comprimen o se cierran con fuerza, "como si pisaras la manguera de tu jardín", ejemplifica Datta. "En el cáncer, sabemos que eso sucede debido a la creciente masa tumoral y al andamiaje proteico de soporte que forma, llamado matriz. Pensamos que tal vez estaba sucediendo lo mismo con la tuberculosis". El estudio confirmó que ocurre un fenómeno similar en los granulomas: demasiada masa celular y estructura proteica. Esta función deteriorada hace que el flujo sanguíneo a través de los vasos sanguíneos sea casi imposible, lo que paraliza la capacidad de llevar un medicamento al sitio de la enfermedad de tuberculosis.
Datta y sus colaboradores utilizaron losartán, un fármaco asequible que se utiliza para tratar la presión arterial alta. Sin embargo, también tiene el efecto secundario beneficioso de reducir la cantidad de matriz que se crea dentro de un granuloma, abriendo así los vasos sanguíneos comprimidos y restableciendo el flujo sanguíneo. Posteriormente, los investigadores combinaron losartán con bevacizumab, un fármaco utilizado por pacientes con cáncer para detener la sobreproducción de vasos sanguíneos mal formados. Con este enfoque medicinal doble, Datta y su equipo pudieron hacer que los vasos sanguíneos del granuloma funcionaran y se comportaran de manera más normal.
Cuando los investigadores aplicaron las terapias dirigidas por el huésped losartán y bevacizumab junto con antibióticos, mostraron una mejor administración del fármaco y concentración de antibióticos dentro de los granulomas.
"La ventaja de las terapias dirigidas por el huésped que seleccionamos es que estos agentes o medicamentos muy similares de la misma clase ya están aprobados por agencias reguladoras de todo el mundo y son asequibles", finaliza Datta. "Esperamos que nuestros resultados preclínicos sean lo suficientemente convincentes como para iniciar un ensayo clínico en beneficio de los pacientes con tuberculosis".