MADRID, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
Según un estudio realizado por Essilor a 2.000 españoles, en torno al 70 por ciento de los encuestados desconoce qué es la luz azul-violeta y de dónde procede; de estos, el 53 por ciento desconoce los efectos dañinos que tiene sobre la visión, y solamente el 25 por ciento utiliza algún remedio para prevenir sus consecuencias, como la fatiga visual.
Esta luz puede proceder tanto del sol como de los dispositivos digitales. En este sentido, una de los efectos más frecuentes de pasar mucho tiempo frente a las pantallas es la fatiga visual. Entre sus síntomas típicos se encuentran picor, lagrimeo, sequedad, enrojecimiento de los ojos o visión borrosa. Casi un 60 por ciento de los participantes en el estudio reconoce padecerla después de utilizar dispositivos electrónicos, en especial en el caso de las mujeres (66%) y entre los jóvenes de 18 a 29 años (71%).
A pesar de ello, solo un 25 por ciento le pone remedio, un 17 por ciento de ellos mediante el uso de gafas con filtros específicos. Entre los que no hacen nada por prevenir la fatiga visual, destaca el desconocimiento de las soluciones para ello (un 30%). Según la óptico-optometrista de Essilor Zoraida Marqués, "realmente lo preocupante no es tanto que sientas más o menos fatiga visual en el momento, sino los efectos a largo plazo del impacto de esta luz y el deterioro silencioso de nuestra visión si no la protegemos correctamente".
"La población sabe de la importancia de proteger nuestra piel de los rayos ultravioleta, pero los ojos también son una parte muy sensible del cuerpo humano y por eso es también muy importante cuidarlos", ha expresado la experta. De hecho, los españoles están concienciados y casi la mitad de los encuestados (un 48%) considera que es igual de importante proteger los ojos y la piel frente a la radiación ultravioleta.
El 69 por ciento de los españoles afirma proteger su visión de la luz ultravioleta utilizando gafas con protección UV, en especial las mujeres, donde el porcentaje asciende hasta casi el 80 por ciento. De ellos, cerca del 31 por ciento las usa durante todo el año, mientras que el 23 por ciento admite llevarlas solo cuando el sol les da directamente en los ojos. Además, un 15 por ciento reconoce usarlas solo en verano.
De estos resultados, según Marqués, es "preocupante" que un 31 por ciento de la población afirme no usar nunca gafas con protección UV, pues la radiación ultravioleta es peligrosa también durante todo el año y, además, un exceso de exposición al sol puede contribuir a la aparición de afecciones de las capas que envuelven el ojo, de la córnea e incluso de la lente del cristalino.
Asimismo, en el estudio se recuerda que los niños y las personas mayores de 45 años son especialmente vulnerables a la exposición a la luz porque su cristalino (que sigue siendo muy transparente en los niños) filtra la luz con menor eficacia. A medida que las personas envejecen, es normal que su visión pueda cambiar. Para las personas mayores de 45 años, el sistema de defensa natural de sus ojos se debilita gradualmente y proporciona menos protección para su retina.
La óptica-optometrista ha concluido que "es a través de los ojos por donde se percibe gran cantidad de información sobre el entorno, permitiendo una correcta realización de las actividades de la vida diaria; por este motivo, mantener una buena visión es sinónimo de calidad de vida".