MADRID, 24 Dic. (EDIZIONES) -
Es difícil cuidar de una persona con enfermedad de Alzheimer o con una demencia en estado moderado o avanzado. Además, ninguna es igual, no a todos nos gustan las mismas cosas, ni manifestamos qué nos sucede de la misma manera.
Las personas con demencia suelen presentar una desorientación bastante marcada, niveles de angustia o agitación, deambulación, ansiedad, o un malestar que obviamente hay que subsanar. Dentro de las terapias no farmacológicas está cogiendo cada vez más fuerza la 'doll therapy' o terapia con muñecas, una técnica que se emplea en el resto de Europa desde hace casi una década, y que recientemente ha llegado a España.
"Cada vez más investigación avala sus beneficios a la hora de reducir los niveles de agitación en las demencias moderadas y graves, así como al reducir la dosis de fármacos antipsicóticos, y de sujeciones físicas y respetando sus derechos", subraya en una entrevista con Infosalus la psicóloga clínica Nuria Carcavilla, experta y formadora en estas técnicas.
Así, defiende que "cualquiera que lo haya experimentado sabe que una muñeca tiene el poder de calmar y de consolar a las personas con demencia", a la vez que cree que se puede convertir en un arma "muy útil" para los cuidadores de estas personas porque, entre otros puntos, les retorna a los enfermos a épocas más felices de su vida, cuando acababan de ser padres por ejemplo, además de que les devuelve la sensación de que son nuevamente útiles, de que alguien les necesita.
De hecho, destaca que el número de personas con demencia que se beneficia del uso terapéutico de las muñecas está en aumento. "Los resultados de esta intervención son únicos para cada persona, y no es posible predecir los beneficios que se obtendrán o, incluso, si la persona aceptará su uso", sostiene.
Sin embargo, advierte de que cuando la intervención se ha implementado con éxito, ésta se ha asociado con la reducción de alteraciones conductuales, mejora de la comunicación, la interacción con otros, la ingesta de alimentos y el bienestar general de la persona con demencia avanzada.
"A pesar de esta evidencia, todavía es necesario superar barreras como las actitudes y prejuicios de los profesionales de la salud y las propias familias. Algunos pueden creer que la terapia con muñecas resulta inapropiada para las personas con demencia cuando hablamos de conceptos como la dignidad y la no maleficencia", lamenta la especialista, cuando el objetivo final de la misma es "mejorar la calidad de vida de la persona".
BENEFICIOS DE LA TÉCNICA
En concreto, Carcavilla subraya que la técnica con muñecas se emplea sobre todo para cubrir necesidades básicas en las personas con demencias moderadas o avanzadas, tales como el apego, la inclusión en el entorno social, que tengan un rol que han dejado de tener, algo que les motive.
"Un muñeco les da posibilidad de cuidar en lugar de ser cuidados siempre, y también una cosa básica, de expresar emociones, es una herramienta también de comunicación a través de la que la persona con lenguaje alterado por el progreso de la demencia es capaz de expresar sus necesidades a través del muñeco", celebra la psicóloga clínica.
Por ello, insiste en que se trata de un elemento terapéutico, no se ofrece como un juego, ni tampoco a cualquier persona que presente un moderado o avanzado estado de demencia o Alzheimer. "Tienen que tener también voluntad, mostrar interés por el muñeco, sonreír porque les motiva el muñeco. Siempre es lo primero que se respeta. Si el enfermo no lo quiere, no se sigue con el procedimiento", matiza la experta.
Ayuda también mucho a los cuidadores, según asegura Carcavilla, porque en momentos complicados donde la persona con demencia puede estar más angustiada, en la ducha por ejemplo, o a la hora de crear una higiene de sueño, esta muñeca les puede ayudar a reducir la ansiedad que se genera en determinados momentos del día. "Ducharse por ejemplo puede ser una situación complicada para el cuidador y con introducir el muñeco puede ser más agradable para las dos personas", celebra.
En España se emplea esta técnica desde hace pocos años, mientras que en otros países como Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, los países nórdicos y Alemania sí que se usan desde hace más tiempo; aunque no más de una década.
"No se infantiliza a la persona si no que hay que desprenderse de esa asociación del juego y ser conscientes de que en la atención temprana se usan muñecos y juegos de manera terapéutica para que el niño adquiera capacidades de forma más fácil, con el objetivo de ofrecerles el mayor bienestar posible", remarca esta experta en doll therapy.
Esta técnica entrega el muñeco al enfermo, como si se le estuviera dando un bebé. "De esta manera el profesional debe entrar en el mundo de la persona. No puedes estar convenciéndole todo el día de que estamos en 2019 si ella piensa que está en 1936 y su madre le espera en casa. Hay que validar la realidad de la persona, y relacionarnos desde su mundo y al reconocer el muñeco como real, se pueden diseñar esas actividades enfocadas a la parte de activación física", explica la especialista en esta técnica.
Por ejemplo se pueden programar paseos con el carrito del muñeco, si no el enfermo no tiene la iniciativa, y así esto puede suponerles una motivación, aparte de que se evita el riesgo de caídas al utilizar el carrito como un andador. "También genera un ambiente de calma, un bebé aporta calma", precisa Carcavilla.