MADRID, 31 Ene. (INFOSALUS) -
El Arte es una herramienta múltiple que concierne a todos al igual que la salud mental. Las manifestaciones del Arte han formado parte de la Historia de la Humanidad desde sus orígenes, desde las cuevas de Altamira como una forma de propiciar la caza hasta una vía para acercarse a los dioses y en definitiva un medio de transmitir y expresar los sentimientos más finos del ser humano.
Según explica a Infosalus José Guimón, catedrático emérito de Psiquiatría de la Universidad de País Vasco y especialista en Terapia por el Arte, la comprensión de la posible utilidad de la expresión artística en la salud mental se retrotrae hasta el siglo XV con la fundación en Valencia del que se considera el primer centro médico psiquiátrico del mundo.
"Los frailes mercenarios influidos por los musulmanes fueron los que vehicularon la tendencia compasiva hacia los locos, que en otros lugares y en otras épocas eran meros depósitos de pacientes, frecuentemente maltratados. Los musulmanes consideraban a muchos de ellos como "más cerca de Dios". Muchos autores consideran que es en el valenciano 'Hospital dels innocents' donde por primera vez en la historia se aplicaron 'actividades terapéuticas', entre ellas artísticas", apunta Guimón.
Será hacia finales del siglo XIX e inicios del XX cuando Sigmund Freud volverá a poner el acento en el Arte como herramienta de salud mental al estudiar el teatro y su relación con la psique.
Señala Guimón, psicoanalista y director de los servicios psiquiátricos de Ginebra durante una década, que Freud entonces estudiará cómo los problemas emocionales que se expresan sobre las tablas desde la civilización griega en mitos como el de Edipo suponían para el público una descarga de emociones, una catarsis, que liberaba al espectador de las tensiones emocionales a través de la representación de los conflictos universales.
SANAR LA HERIDAS EMOCIONALES DE LA GUERRA
Ya en el siglo XX tras la primera guerra mundial en los hospitales psiquiátricos los médicos interesados en los pacientes recluidos durante muchos años les estudian y descubren que pintan, piden utensilios para hacerlo, y consideran que realizan obras de valor.
En Francia, Suiza o Alemania los psiquiatras se unen para estudiar el Arte psicopatológico y concluyen que su objetivo es descargar la ansiedad y el sufrimiento de estos pacientes, comunicarse con su mundo interior, en un sentido de autoterapia.
Entre la primera y la segunda guerra mundial una tendencia en Psiquiatría consideró que se puede diagnosticar mejor a través de las pinturas de los pacientes graves hospitalizados pero esta tendencia no se demostró de gran utilidad y aunque de interés en la comunidad psiquiátrica terminó por quedar en el olvido.
Tras la segunda guerra mundial se definen dos grandes tendencias que se centran en la salud mental de los niños abandonados y los ex-soldados hospitalizados por neurosis tras la contienda.
Guimón apunta que en el primer caso, los especialistas estudian los problemas y los ambientes que viven estos niños a través de sus dibujos. En el segundo escenario, se trabaja en lo que se denomina ya 'Terapia por el Arte', como en el hospital militar británico de Northfield en el que se realizan terapias de grupo entre los heridos de guerra empleando estas terapias.
La primera línea aplicada a la infancia la desarrollan en gran medida Anna Freud, la hija del creador del psicoanálisis, y Donald W. Winnicott, que estudian las producciones en dibujo de los niños en etapa preverbal como medio de expresión de los conflictos emocionales.
Se desarrollan de forma paulatina dos grandes escuelas de terapia por el Arte en Estados Unidos y Reino Unido dirigidas y promovidas en su mayor parte por mujeres y asociadas al psicoanálisis freudiano y sus bases teóricas de la terapia por el arte a través de la catarsis.
El Arte se consideraba además una herramienta para aquellos pacientes hospitalizados que no podían hablar, ya fuera en los geriátricos en aquellos mayores con demencias o en niños que aún no hablaban.
Los pacientes modelaban en barro, pintaban o dibujaban, utilizando así el Arte como mediación entre el terapeuta y el enfermo que de esta forma puede interpretar la obra artística y establecer así una comunicación con el paciente aplicando el psicoanálisis a través de la música, la expresión corporal o la pintura.
EXPERIENCIAS REDUCIDAS Y BENEFICIOS SOCIALES
La aparición de los psicofármacos en los años 60 detuvo la progresión de estas formas alternativas de tratamiento de salud mental y comunicación con el paciente. A pesar de que la expresión artística se ha seguido empleando en la psiquiatría infantil, a través de la interpretación de los dibujos, y en algunos centros de pacientes crónicos en los hospitales se ha convertido en un entretenimiento.
"La terapia por el arte pasa de ser un instrumento de autocuración y de comunicación con el paciente a convertirse en un entretenimiento en las instituciones y a ser así una terapia ocupacional (ergoterapia). Es la ocupación la que cura y no la expresión artística en sí misma", aclara Guimón.
La terapia por el Arte continúa realizándose en la actualidad en psiquiatría comunitaria y en las Unidades de Día que son una alternativa a la hospitalización en trastornos depresivos y limítrofes, trastornos alimentarios o psicóticos y en su mayor parte con orientación psicoanalítica.
Existen tratamientos de distintos tipos, sobre todo pintura pero también música y danza (terapia en movimiento o danzaterapia) que se emplean en centros dinámicos y progresistas en salud mental dado que "su eficacia no es cuantificable y por ello de difícil encuadre en los ajustados presupuestos de los sistemas de salud públicos", expone Guimón.
Sobre la evaluación de resultados de la terapia por el arte, el especialista señala que si bien las técnicas corporales más centradas en reducir estrés y ansiedad sí son fácilmente cuantificables a través de estudios científicos no sucede lo mismo en la aplicación del Arte como herramienta de salud mental.
"No hay datos de la eficacia en Arteterapia pero sí hay unanimidad en su utilidad sobre el ambiente donde se trabaja con pacientes graves: en todas las salas donde se proporcionan estas terapias mejora la atmósfera de un ambiente más hostil a uno más amable y social", concluye Guimón sobre los cambios en parámetros como el aumento en las interacciones entre pacientes, entre los pacientes y el personal sanitario o el uso de un lenguaje menos agresivo.