MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
Desde el Servicio de Oftalmología del Centro Médico Teknon advierten de la disminución de visitas a sus consultas por el miedo al contagio de Covid-19, cifradas en un descenso del 50 por ciento en lo que respecta a las primeras visitas en comparación con 2019, por lo que la ratio de pacientes que se deben operar se ha doblado debido a un diagnóstico tardío.
"Esto significa que aquellos que llegan a la consulta lo hacen con sus patologías mucho más evolucionadas, con los peligros y riesgos que eso conlleva", explica el especialista en oftalmología del Centro Médico Teknon, el doctor Ferran Mascaró.
Una de las problemáticas más importantes en este sentido es la relacionada con los tumores palpebrales. Se trata de tumores localizados alrededor del párpado, muy comunes, en su mayoría benignos, y se pueden tratar de una forma sencilla. Los orbitarios son menos frecuentes, también la mayoría benignos y de lenta evolución. Pero tanto unos como otros pueden ser también malignos, aparecer de forma repentina y experimentar un crecimiento muy rápido.
Suelen estar relacionados con la exposición solar y se presentan normalmente en personas mayores de 40 años. Estos tumores son muy visibles y aparecen a menudo en forma de úlcera o nódulo, y muchas veces los pacientes minimizan su importancia al considerarlos pequeñas verrugas.
"El problema es que estos tumores aparecen ahora mucho más evolucionados porque no se ha venido al iniciarse el problema y esto hace que sea precisa una cirugía más importante y, sobre todo, es posible que, en caso de ser maligno, acaben desarrollando una metástasis, y por tanto poniendo en riesgo la vida del paciente", explica el dotor Mascaró, quien insiste en la importancia de acudir al oftalmólogo cuando se presentan los primeros síntomas para descartar problemas en un futuro.
LA IMPORTANCIA DE LAS REVISIONES PERIÓDICAS
Además del problema que pueden suponer los tumores palpebrales y orbitarios, las revisiones periódicas oftalmológicas son de gran trascendencia, sobre todo a partir de los 40 años, para detectar posibles problemas relacionados con el envejecimiento y tomar medidas antes de que estos deriven en patologías más graves e incluso a veces irreversibles.
Una de las cuestiones más importantes es la presión ocular. Cuando esta es muy elevada, el nervio ocular puede sufrir y atrofiarse, ocasionando lo que se conoce como glaucoma, una patología que llega a afectar al 20 por ciento de las personas mayores de 65 años. "El problema es que no hay síntomas que nos indiquen que hay una presión ocular alta. Por eso es tan importante realizarse de forma periódica a partir de cierta edad revisiones oftalmológicas que puedan determinar cuál es el estado de nuestra tensión ocular, que es el principal factor de riesgo para desarrollar un glaucoma", apunta el doctor Ferran Mascaró, quien señala como un diagnóstico precoz de este problema permite tomar medidas que eviten su desarrollo.
También son importantes las revisiones periódicas para controlar el posible desarrollo de las conocidas cataratas, la opacidad o pérdida de transparencia del cristalino que merma la visión de forma progresiva. "Teniendo en cuenta nuestra esperanza de vida y las exigencias de la vida diaria, hoy en día consideramos que llegado a un punto todo el mundo habrá de operarse de cataratas en algún momento de su vida", explica el doctor Mascaró.
"La diferencia radica en que, si estas cataratas se detectan en un estado más precoz, la intervención quirúrgica será más sencilla y los resultados finales mejores; por eso es tan importante seguir realizando las visitas periódicas al oftalmólogo para controlar todos estos problemas que se derivan del envejecimiento", finaliza el doctor Ferran Mascaró, incidiendo una vez más en los peligros de postergar las visitas.