MADRID, 22 Ago. (EDIZIONES) -
El Trastorno por Déficit de Atención sin o con o hiperactividad (TDA-TDAH) es un trastorno neurobiológico. Hay una parte del cerebro, el lóbulo prefrontal, la zona del cerebro que dirige al resto de áreas cerebrales, que no está igual de activa o no funciona igual que en el resto de niños.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus Silvia Álava, miembro de Colegio de Psicólogos de Madrid, quien sostiene que actualmente no hay ninguna neuroimagen que demuestre que puede haber este problema, “ya que no se trata de una anomalía estructural”, sino que aparece a la hora de trabajar el propio cerebro.
“Todo lo que depende de éste, la función ejecutiva, la capacidad de ir supervisando como se hacen las cosas, de atender o de organizar, estos niños lo hacen mucho peor”, subraya esta experta en TDA que, además, es directora del área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes.
A su juicio, la edad idónea para diagnosticar un caso de TDA es a partir de los 6-7 años, momento en el que el lóbulo prefrontal del cerebro antes mencionado ha debido madurar y es cuándo puede detectarse ese funcionamiento anómalo. Eso sí, admite que cuando son más pequeños sí se puede hacer un prediagnóstico e ir tratando, pero sólo en casos muy concretos y muy claros.
Sobre los principales síntomas del TDA enumera:
1.- Inatención o incapacidad del niño para mantener la atención a lo largo del tiempo. Dice que también le cuesta la atención selectiva o focalizar la atención en un estímulo. A su vez, la experta sostiene que a estos niños les cuesta mantener la atención en lo que hace, y todos los elementos distractores influencian.
2.- Hiperactividad o exceso de movimiento del niños. Tiene lugar en aquellos menores a los que les cuesta mucho quedarse quietos, estar sentados a la hora de comer o en clase, o simplemente tiene lugar en aquellos que siempre están jugando con algo entre las manos o dando golpes.
3.- Impulsividad: Son niños que no son capaces de esperar su turno, quieren ir los primeros siempre. En el colegio no se paran a pensar y a razonar la respuesta y responden lo primero que les viene a la cabeza.
“En función de los síntomas que se presenten se tendrá un tipo u otro de TDA. El subtipo inatento es el más abundante y lo padece un 5% de niños. Después se encontraría la presentación combinada de los tres, el que más llega a las consultas de los profesionales sanitarios. El último subtipo es el de presentación de hiperactivo impulsivo, que son muy pocos los casos”, subraya la especialista.
En este contexto, Álava llama la atención sobre el hecho de que hay muchos autores que hablan de sobrediagnóstico en el TDA, mientras que otros sostienen que este trastorno está infradiagnosticado. En la UE, según apunta la psicóloga, lo padecen entre un 5 y un 10% de menores, y concretamente en España suele ser estar presente entre el 1,2 y el 4,6% de niños.
Además, indica que la ratio es siempre mayor en niños que en niñas, como suele suceder por regla general en todos los trastornos de aprendizaje. “Suele ser entre el 1 y el 3% en niñas, y entre el 3 y el 8% en niños”, añade.
A su juicio, el problema es que sí puede existir un sobrediagnóstico en aquellos casos en los que el TDA ha sido diagnosticado sólo en base a un cuestionario respondido por padres y profesionales, y sin tener en cuenta una serie de pruebas que evalúen el desarrollo de las funciones ejecutivas en el niño, así como de atención.
“Hay que valorar de forma objetiva, la atención, la inteligencia y el perfil intelectual, así como la función ejecutiva del menor. De esta manera, se detectarán los casos de falsos positivos. También se suelen incluir pruebas de lectoescritura para diagnosticarlo”, añade .
Según indica la experta en TDA, se trata de un trastorno genético en el 80% de los casos, mientras que otros factores que pueden provocarlo son la nicotina o el alcohol en el embarazo, por ejemplo.
A su vez, Álava recuerda que hay estudios que dicen que entre un 50% y un 65% de los niños diagnosticados de TDA mantendrán los síntomas en la edad adulta, si bien de forma más atenuada ya que durante su infancia se les enseñan las herramientas para compensar las dificultades que tienen en su desarrollo evolutivo y “mejoran mcuhísimo”.