MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la University of Texas Southwestern (Estados Unidos) han demostrado que la edición de precisión de las poblaciones bacterianas en el intestino reduce el cáncer colorrectal asociado con la inflamación en ratones.
El estudio, publicado en la revista 'Journal of Experimental Medicine', podría sentar las bases para nuevas estrategias de prevención del cáncer para personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, lo que puede ser una fuente de consecuencias significativas para la salud de estos pacientes.
La EII aumenta el riesgo de cáncer colorrectal hasta en siete veces. Debido a esa asociación, los pacientes con inflamación intestinal persistente deben hacerse exámenes intestinales, llamados colonoscopia, tres a diez veces más a menudo que las personas sanas que no tienen antecedentes familiares de tal cáncer: cada uno a tres años contra cada diez.
"El hallazgo más significativo de este estudio es que la manipulación del microbioma intestinal es suficiente para afectar el desarrollo de los tumores. Uno podría prever un momento en el que los medicamentos que cambian el comportamiento y la composición de las bacterias que viven en el intestino formen parte del tratamiento para la EII", explica uno de los autores del trabajo, Ezra Burstein.
Además del cáncer colorrectal, la EII de larga duración se relaciona con desequilibrios en las especies bacterianas que recubren el intestino. "Nuestro tracto intestinal está lleno de microbios, muchos de los cuales son beneficiosos y contribuyen a nuestra salud en general. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, la función normal de estas comunidades microbianas puede verse perturbada. Una sobreabundancia de ciertos microbios está asociada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades, incluyendo ciertos tipos de cáncer", comenta otro de los responsables del trabajo, Sebastian Winter.
La estrategia utilizada en el estudio se centra en las vías metabólicas que solo están activas durante la inflamación intestinal y en algunas formas de bacterias, proporcionando un talón de Aquiles para reducir su abundancia. Este nuevo estudio se basa en el trabajo que los investigadores publicaron el año pasado en 'Nature', que encontró que este enfoque prevenía o reducía la inflamación en un modelo de colitis en ratones, mientras que no tenía ningún efecto obvio en animales de control sanos con poblaciones bacterianas equilibradas en sus intestinos.
"Por ejemplo, la mayoría de las bacterias 'Escherichia coli' son inofensivas y protegen el intestino humano de otros patógenos intestinales como la 'Salmonella'. Sin embargo, un subconjunto de la bacteria 'E. coli' produce una toxina que induce daño al ADN y puede causar cáncer de colon en animales de investigación. Desarrollamos un enfoque simple (dar una sal de tungsteno soluble en agua a ratones genéticamente predispuestos a desarrollar inflamación ) para cambiar la forma en que las 'E. coli' potencialmente dañinas generan energía para el crecimiento. Restringir el crecimiento de estas bacterias disminuyó la inflamación intestinal y redujo la incidencia de tumores en dos modelos de cáncer colorrectal", apunta Winter.
Esta edición del microbioma intestinal es un cambio en la estrategia de los tratamientos clínicos actuales que apuntan a reducir la inflamación en el paciente durante los brotes de EII o el uso de antibióticos de amplio espectro que matan tanto a las bacterias buenas como a las malas con el fin de reducir el riesgo de cáncer.