MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La expansión de las pruebas de presión arterial más allá de los centros de atención primaria puede ayudar a identificar a más pacientes con presión arterial alta, un trastorno comúnmente conocido como hipertensión, y podría contribuir a un mejor control y manejo de la patología, según concluye un estudio de Kaiser Permanente que se publica este viernes en 'The Journal of Clinical Hypertension'.
Los investigadores examinaron los registros médicos electrónicos de 1.076.000 pacientes de Kaiser Permanente de California del Sur, Estados Unidos, en un periodo de dos años en centros de atención primaria y centros de atención especializada, incluyendo de optometría, ortopedia y urología. El análisis reveló la prevalencia de la hipertensión y comparó las características de los pacientes identificados con hipertensión en un centro de atención no primaria con los diagnosticados en la asistencia primaria.
Entre los individuos estudiados, 112.000 tenían presión arterial alta al final del peiodo de estudio de dos años y, de ellos, el 83 por ciento fue diagnosticado en un centro de atención primaria y 17 por ciento en un entorno de atención especilizada.
Las principales especialidades de atención no primaria que identificaron presión arterial alta fueron oftalmología/optometría, con el 25 por ciento; neurología, con el 19 por ciento, y dermatología, con el 13 por ciento. Todos los miembros del personal que realizan exámenes de presión arterial en estos entornos clínicos eran titulados en medición de la presión arterial para garantizar la coherencia de las pruebas.
Según los investigadores, el número de "falsos positivos" fueron comparables entre ambos entornos, lo que sugiere que las lecturas de la presión arterial en los centros especializados eran igual de precisas que las tomadas en la asistencia primaria. Los pacientes que fueron examinados en centros de atención no primaria y se vio que tenían lecturas elevadas de presión arterial fueron remitidos a realizar las visitas de seguimiento con su médico de atención primaria.
"Los pacientes que no acuden de manera regular a su médico de atención primaria pueden tener hipertensión no reconocida", afirma el autor principal del estudio y experto en hipertensión Joel Handler, director de Hipertensión en Kaiser Permanente de California del Sur. "Por esta razón, la expansión de las pruebas de hipertensión arterial a los centros de atención no primaria puede ser una oportunidad para mejorar el reconocimiento de la hipertensión temprana y su control", propone.
El trabajo indicó que los pacientes identificados con hipertensión durante las visitas de atención no primaria fueron más propensos a ser de mayor edad, de sexo masculino y blancos no hispanos, además de que también eran más propensos a fumar y tener enfermedad renal crónica. Los expertos vieron también que los individuos con una presión arterial inicial identificada en la atención no primaria eran menos propensos a ser obesos en comparación con los que tienen una presión arterial inicial identificado durante una consulta de atención primaria.
"Las diferencias en las características de los pacientes observadas en nuestro estudio sugieren que la expansión del cribado de hipertensión arterial en los centros de atención no primaria también puede ayudar a identificar a las personas que de otra forma estarían sin diagnosticar", dice la coautora del estudio Corinna Koebnick, del Departamento de Investigación y Evaluación de Kaiser Permanente en California del Sur. "Sin embargo, este enfoque requiere un sistema eficaz, como el que hay de Kaiser Permanente, para asegurar un seguimiento adecuado si se detecta a un paciente con hipertensión arterial", añade.
La presión arterial alta es un trastorno común y peligroso que afecta a aproximadamente 1 de cada 3 adultos o 67 millones de personas en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que estima que sólo la mitad de las personas con hipertensión tienen su problema bajo control. La presión arterial alta, que con frecuencia no presenta signos ni síntomas de alerta, aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular, dos de las principales causas de muerte entre los estadounidenses.