MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los supervivientes adultos de cánceres abdominales y pélvicos infantiles que habían sido tratados con radioterapia experimentaron anormalidades en la composición corporal y tuvieron una peor salud cardiometabólica en comparación con la población general, según los resultados publicados en 'Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention', una revista de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer.
"Las anormalidades en la composición corporal y los impedimentos cardiometabólicos son preocupantes entre los sobrevivientes dado que en la población general, estas condiciones aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades que amenazan la vida, incluyendo enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2", explica la líder del estudio, Carmen Wilson, en el St. Jude Children's Research Hospital (Estados Unidos).
Los impactos de la radioterapia en la salud metabólica han sido previamente reportados para los sobrevivientes de leucemia pediátrica, tumores cerebrales y trasplantes de células madre hematopoyéticas, pero los impactos en los sobrevivientes de tumores abdominales y pélvicos pediátricos siguen siendo poco claros.
En este estudio, Wilson y sus colegas evaluaron a 431 supervivientes adultos de tumores sólidos abdominales o pélvicos pediátricos. La edad media de los participantes durante el estudio fue de 29.9 años. Los diagnósticos infantiles más frecuentes fueron el neuroblastoma, el tumor de Wilms y el tumor de células germinales, y la edad media de los participantes en el diagnóstico fue de 3,6 años. Aproximadamente el 37 y el 36 por ciento de los participantes habían recibido radioterapia abdominal y pélvica, respectivamente, como parte de su tratamiento.
Para evaluar los impactos de la radioterapia, los autores compararon la composición corporal, las anormalidades metabólicas y la función física de los participantes con las de la población general, usando datos de edad, sexo y origen étnico de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de 2013 a 2014.
Wilson y sus colegas encontraron que, en comparación con los datos de la NHANES, los supervivientes de su estudio eran significativamente más propensos a tener resistencia a la insulina (33,8 por ciento frente a 40,6 por ciento), altos niveles de triglicéridos (10,02 por ciento frente a 18,4 por ciento), y bajos niveles de lipoproteínas de alta densidad, comúnmente conocidas como 'colesterol bueno' (28,9 por ciento frente a 33,5 por ciento). No hubo diferencias significativas en los niveles de lipoproteínas de baja densidad ('colesterol malo') entre los supervivientes y la población general.
Los análisis también demostraron que los supervivientes de tumores sólidos abdominales y pélvicos tenían una masa corporal magra relativa más baja que la población general y que la menor masa corporal magra relativa se asociaba con la dosis de radiación abdominal o pélvica anterior. La masa corporal magra, que mide el contenido no graso del cuerpo, está relacionada con la tasa metabólica basal; por lo tanto, un individuo con una masa corporal magra más baja quema menos calorías mientras descansa que alguien con una masa corporal magra más alta.