El paciente con alto riesgo de embolia puede ser intervenido sin necesidad de interrumpir el tratamiento anticoagulante

Actualizado: jueves, 23 mayo 2013 13:50

MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -

El paciente con alto riesgo de embolia puede ser intervenido sin necesidad de interrumpir el tratamiento anticoagulante, según han señalado los expertos que están participando desde este jueves en León en la 'XXIX Reunión de la Sección de Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC)'.

Este evento está sirviendo para debatir las últimas novedades en el manejo del paciente anticoagulado, el cual "requiere de la implantación de un dispositivo de estimulación cardiaca", y para tratar los beneficios de la monitorización remota y el seguimiento domiciliario, explican.

En él, se ha expuesto que cada año se implantan en España cerca de 35.000 dispositivos de estimulación cardiaca y que "737 de ellos son de terapia de resincronizacion, lo que equivale a una media de 700 marcapasos y cerca de 110 desfibriladores por millón de habitantes".

En concreto, los marcapasos se implantan en personas que sufren bradicardia, mientras que los resincronizadores se emplean en pacientes con insuficiencia cardiaca muy avanzada "para mejorar la contractilidad del corazón", indican. Por su parte, los desfibriladores implantables "reducen el riesgo de muerte repentina en determinados tipos de enfermos", señalan.

LOS ANTICOAGULANTES AUMENTAN EN 5 VECES EL RIESGO DE SANGRADO

Ahondando en el efecto de los anticoagulantes, los especialistas destacan que éstos "aumentan hasta cinco veces el riesgo de sangrado" durante la intervención, algo que "afecta al 30 por ciento de los pacientes que se someten a este tipo de intervención", sostiene el presidente de esta sección de la SEC, el doctor Francisco Ruiz-Mateas.

Hasta ahora, para evitar esta complicación, la práctica generalizada "pasaba por el abandono del sintrom durante cuatro o cinco días y, seguidamente, se le administraba al paciente una terapia puente con heparina para evitar el riesgo de embolia o trombosis", argumenta. Sin embargo, esta situación "hacía aumentar las probabilidades de embolia en los pacientes de alto riesgo".

El objetivo de esta reunión era debatir si esta es la mejor opción, algo que despeja Ruíz-Mateas al indicar que en estos enfermos se ha demostrado que "no interrumpir el tratamiento anticoagulante es igual, o incluso más eficaz, que realizar la terapia puente previa con heparina". No obstante, señala que en los de bajo riesgo "lo más recomendado es retirar directamente el anticoagulante, sin pasar por terapia puente".

Por su parte, y en relación a la aparición de nuevos anticoagulantes, como dabigatrán, rivaroxaban y apixaban, la vocal de la sección, la doctora María Luisa Fidalgo, manifiesta que éstos "podrían facilitar la implantación de dispositivos de estimulación cardiaca, ya que su efecto en sangre es mucho más rápido".

De esta forma, y en la situación en la que se opte por suspender el tratamiento, el paciente no tendrá que estar sin anticoagulación durante tanto tiempo, "lo que facilitará la manipulación durante la intervención del mismo y aumentará la seguridad después de la operación", concluye.

Por último, los expertos están debatiendo en torno a la monitorización domiciliaria, una herramienta se encuentra en fase de implantación. Al respecto de manifiesta el presidente del comité local de la reunión y jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Asistencial Universitario de León, el doctor Ramón García, que subraya que los beneficios del seguimiento remoto son múltiples, ya que "es más seguro y cómodo para el paciente".