MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) sugieren que administrar oxitocina durante las primeras etapas del desarrollo podría ser positivo a largo plazo para tratar el autismo, tras observar en ratones que el uso de esta hormona en ratones modificados genéticamente logra mejorar su comportamiento social.
La oxitocina está detrás de la construcción de lazos sociales como la relación madre-hijo o el apego a una pareja. Los autores de este trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Science Translational Medicine', utilizaron ratones con un gen bloqueado que les hizo desarrollar la enfermedad y presentar dificultades en la comunicación, problemas en las interacciones sociales y comportamientos repetitivos.
La disección de sus cerebros mostró que segregaban menos oxitocina que los ratones normales. Pero a un grupo de estos ratones 'autistas', se les trató desde recién nacidos con dosis diarias de esta hormona y descubrieron que interactuaban más con sus compañeros que los tratados con placebo, que se aislaban del grupo, efectuaban más movimientos repetitivos y menos sonidos.
Además, con este tratamiento temprano, los beneficios de la oxitocina duraron más de una semana después de la última dosis. "Las deficiencias en el circuito cerebral de la oxitocina podrían contribuir a la aparición del trastorno en una gran parte de los pacientes. Corregir este déficit mejoraría su comportamiento social", ha explicado a 'Sinc' la española Olga Peñagarikano, investigadora en neurogenética y autora principal del artículo.
El estudio no identifica qué aspectos del comportamiento están determinados directamente por la hormona, ni si todas las formas de autismo se relacionan con este déficit.
"Un objetivo fundamental sigue siendo de discernir qué formas de TEA muestran una desregulación directa o indirecta del circuito de la oxitocina, porque sospechamos que estos pacientes son los más propensos a beneficiarse de este método", ha apuntado la investigadora.
Además, reconoce que queda por saber si esta terapia sería efectiva en personas, pero se muestra optimista sobre el futuro. "Hasta ahora solo se han hecho pequeños ensayos clínicos con pacientes autistas y los resultados son prometedores. Se han observado mejoras en algunos aspectos del comportamiento social, como mirar directamente a los ojos; puntuaciones más altas en test de memoria y reconocimiento social", asegura.
De hecho, ha recordado que la oxitocina ya se está considerando también como posible tratamiento en otros síndromes relacionados con el autismo en los que existe un componente de ansiedad social, como el síndrome X frágil.