MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
La adopción de un estilo de vida saludable con una alimentación equilibrada, ejercicio físico y evitando hábitos como el tabaco o el alcohol, son clave en la prevención del cáncer colorrectal, tal y como apunta la guía 'El Cáncer en la Empesa II', realizada por Cigna Healthcare
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Colon, los expertos de la aseguradora de salud facilitan distintas estrategias que se pueden implementar para reducir el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal como: limitar el consumo de alimentos con alto contenido calórico como el consumo excesivo de carnes rojas, alimentos procesados, azúcares y grasas está asociado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
El movimiento como escudo de protección ya que, a pesar del riesgo asociado a la falta de ejercicio, menos del 40 por ciento de los españoles realizan actividad física de manera regular y cerca del 30 por ciento se declara sedentaria, según indican datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Hacer ejercicio habitual no solo ayuda a mantener un peso saludable y evitar el desarrollo de trastornos metabólicos, sino que también está asociado con la prevención del cáncer colorrectal, ya que puede reducir hasta un 30 por ciento el riesgo de padecer cáncer.
De entre las distintas modalidades de ejercicio, se recomienda incluir los ejercicios aeróbicos, los ejercicios de fuerza y los ejercicios de flexibilidad para mantener la elasticidad de los músculos.
Por otro lado, los expertos recomiendan dejar hábitos como el tabaco y alcohol ya que ambas sustancias afectan la mucosa del colon, incrementando el riesgo de desarrollar pólipos, acumulaciones de células en el revestimiento de colon que, con el paso del tiempo, pueden acabar derivando en cáncer colorrectal. En este sentido, dejar de fumar y reducir la cantidad de alcohol (no consumir más de tres bebidas alcohólicas por semana) puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Asimismo, la prevención desempeña un papel clave en la reducción del riesgo de cáncer colorrectal, ya que la detección temprana mejora considerablemente su pronóstico. En aquellas personas con alto riesgo de desarrollo de cáncer colorrectal, o mayores de 50 años, es fundamental someterse a programas de cribado, acudir a revisiones frecuentes y realizarse pruebas de detección, como la colonoscopia, la sigmoidoscopia y el test de sangre oculta en heces (TSOH). Esto permite detectar pólipos precancerosos o cáncer colorrectal en etapas tempranas, cuando son más tratables y curables.
Y, por último, se recomienda buscar asesoramiento genético ya que hay factores de riesgo que no son modificables, como los antecedentes personales o familiares, o la genética. Y es que, haber desarrollado pólipos adenomatosos o cáncer colorrectal previamente o contar con algún familiar de primer grado que haya tenido alguna de estas dos patologías supone un riesgo para el desarrollo de este tumor. Además, algunos casos están asociados con alteraciones genéticas hereditarias, como el síndrome de Lynch, o la poliposis adenomatosa familiar (PAF).
En este sentido, el asesoramiento genético puede ayudar a identificar a las personas con un mayor riesgo genético de desarrollar cáncer colorrectal, proporcionarles información sobre sus mutaciones específicas y ofrecerles estrategias de manejo y prevención personalizadas.