MADRID, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -
El grupo de investigación de Sistemas de Administración de Fármacos de la Fundación Universitaria San Pablo CEU ha desarrollado y probado con éxito una serie de métodos de administración de progesterona en el ojo para frenar el proceso degenerativo característico de la retinosis pigmentaria.
La retinosis pigmentaria es una enfermedad degenerativa que afecta a las células fotorreceptoras de la retina, conocidas como conos y bastones. De origen genético, esta enfermedad afecta primero a la visión en condiciones de poca luz, y progresivamente a la visión periférica y al campo visual central hasta que se produce la pérdida total de la vista, ya que las células fotorreceptoras mueren gradualmente.
La investigación realizada por el equipo se detalla en la tesis doctoral del doctor Adrián Alambiaga, dirigida por la profesora Alicia López Castellano y la doctora Aracely Calatayud, y que defendió en el CEU el pasado mes de abril.
Sus hallazgos, ya publicados en varias revistas médicas como 'Pharmaceutics', 'Journal of Pharmaceuticals and Biomedical Analysis' e 'International Journal of Pharmaceutics', demuestran que la progesterona puede administrarse en diversas formas, como colirios, micelas e insertos, en cantidad suficiente para penetrar en la superficie del ojo y llegar a la neurorretina sin causar toxicidad o irritación significativas.
"El uso de insertos oculares permite suministrar progesterona en mayor cantidad que cuando se utilizan soluciones acuosas. Aunque vimos que las soluciones acuosas también pueden permeabilizar la esclerótica y la córnea, los insertos se comportaron mejor en nuestras pruebas, ya que liberan la progesterona para que sea absorbida por la neuroretina durante un periodo sostenido y en mayor cantidad", comenta Alambiaga.
LA ADMINISTRACIÓN TÓPICA, LA MEJOR OPCIÓN
La progesterona es prácticamente insoluble en agua y sólo se disuelve en los fluidos gastrointestinales de forma lenta e incompleta. Esto significa que cuando se administra por vía oral, se vuelve rápidamente ineficaz.
Además, es necesario administrar altos niveles de progesterona por vía oral para que sólo una pequeña cantidad pueda llegar al ojo. "Por eso era importante estudiar las distintas formas de administrar la progesterona por vía tópica o local en el ojo, limitando así la cantidad que hay que administrar", detalla el investigador.
A lo largo de su investigación doctoral, el doctor Alambiaga, bajo la supervisión de López Castellano y Calatayud, desarrolló una serie de formulaciones farmacéuticas de progesterona para su administración tópica en el ojo.
Entre ellas se encuentran las soluciones acuosas, que aumentan la durabilidad y la difusión de las moléculas en la superficie ocular, y los insertos oculares, que aumentan el tiempo de contacto del fármaco en la superficie ocular, incrementan la disponibilidad del fármaco para el organismo y permiten una liberación controlada, dosis más precisas y una administración menos frecuente.
Para la investigadora principal del grupo, la profesora Alicia López Castellano, especializada en tecnología farmacéutica de la CEU, la tesis de la doctora Alambiaga demuestra que "la administración tópica de progesterona en el ojo es viable".
"Esto abre posibles nuevas estrategias terapéuticas para los pacientes con retinosis pigmentaria y, por extensión, para los pacientes con otras patologías oculares en las que el estrés oxidativo es un factor de riesgo, como el glaucoma, la degeneración macular asociada a la edad, el edema macular por oclusión venosa de la retina, la retinitis por citomegalovirus, la uveítis posterior y la retinopatía diabética", remacha al respecto.