MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
Más de la mitad de la población tiene la falsa creencia de que los síntomas asociados al reflujo gastroesofágico solo se deben a alimentos concretos o a comidas copiosas, por lo que no tienen en cuenta otros factores de estilo de vida a la hora de prevenirlos. De hecho, un 14 por ciento no hace nada por remediarlos, según la encuesta 'Mitos sobre la protección esofágica y reflujo', realizada por el Instituto #SaludsinBulos a 1.200 personas, con el aval de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una patología muy frecuente, que afecta al 10 por ciento de la población. La mayor parte de los casos son leves, pero alrededor de un 12 por ciento pueden presentar inflamación o ulceración de la mucosa esofágica, o incluso un esófago de Barrett, según datos de la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM). Tanto la ASENEM como el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF) se han unido al Instituto #SaludSinBulos, SEMERGEN y ASENBAR (Asociación de Enfermos con Esófago de Barrett) en la campaña 'ReflujosinBulos', que cuenta con la colaboración Laboratorios Norgine.
El hábito más seguido por las personas que sufren síntomas asociados a reflujo es la evitación de las comidas picantes o muy especiadas. "Si bien es cierto que la alimentación juega un papel clave en las enfermedades del esófago como el reflujo gastroesofágico, hay mucha confusión sobre este asunto y los pacientes no tienen muy claro qué pueden comer y qué no, evitan algunos alimentos y con eso creen que pueden solucionarlo. Además, no consultan al médico para ver cuál puede ser el origen, pues puede estar originado por estrés, por la toma de otros fármacos o por daños en el esófago", subraya la doctora Mercedes Ricote, coordinadora del Grupo de Trabajo de Aparato Digestivo de SEMERGEN.
El hecho de que los pacientes busquen la solución por su cuenta y no recurran a un profesional sanitario "puede ser peligroso ya que si no ponemos solución o reducimos la sintomatologia, y se continua exponiendo al esófago a los ácidos gástricos, la mucosa esofágica seguirá dañándose y hará que con el tiempo sus células se vuelvan más vulnerables a la acción del ácido y se produzcan cambios que pueden originar patologías como el Esófago de Barrett o incluso el cáncer de esófago".
Los síntomas más comunes del reflujo gastroesofágico son el ardor o acidez en la parte posterior del esternón. "Estos suelen evolucionar de forma favorable con tratamientos antisecretores que, en muchas ocasiones, mantenemos durante largos periodos de tiempo. Por eso es importante consultar desde el principio para así encontrar la mejor solución", comenta la presidenta de ASENEM, la doctora Ana Accarino.
Además, añade que serán precisos unos cambios en el estilo de vida, como evitar el sobrepeso, el consumo de tabaco y alcohol, así como las grasas y las comidas picantes. "También cuando la molestia es leve o no se alivia de forma completa con el antisecretor, solemos indicar otros fármacos como los antiácidos o los protectores de la mucosa del esófago", subraya.
Ante la presencia de síntomas de alarma, como la dificultad para el paso del alimento a través del esófago, la pérdida de peso sin explicación, anemia de aparición reciente o falta de respuesta al tratamiento, "será conveniente realizar pruebas para descartar complicaciones", advierte.
DUDAS SOBRE REFLUJO
La confusión entre las personas que sufren reflujo se manifiesta en los remedios que siguen para evitar los síntomas asociados. Solo un 14 por ciento de los encuestados evita las comidas ricas en grasas y las bebidas gaseosas, un 8 por ciento opta por evitar el café y un 6 por ciento el chocolate. "Todos estos alimentos pueden disminuir la presión del esfínter esofágico inferior, de tal manera que este se relaja y favorece la subida de contenido gástrico", destaca la experta.
Otros aspectos poco tenidos en cuenta y que pueden tener su repercusión en los trastornos asociados al reflujo son los hábitos de estilo de vida. "Es importante comer de forma relajada y lenta, masticar bien los alimentos, no comerlos ni muy fríos ni muy calientes para no dañar la mucosa esofágica y seguir unos horarios regulares. Además, conviene realizar comidas ligeras y poco abundantes", sostiene la doctora Ricote.
Además, considera importante "evitar las prendas muy ajustadas en la cintura, reducir el estrés, no fumar y se deben esperar 2 horas después de cenar o comer para acostarse o tumbarse, algo que, por lo general, muy poca gente hace", indica. De hecho, según la encuesta el 43 por ciento no espera ese tiempo para acostarse después de las comidas.
Por su parte, los pacientes, "al principio no le dan apenas importancia, se ayudan de cualquier remedio como el bicarbonato o algún antiácido y ya está, no son conscientes de las consecuencias que esto puede tener e incluso llegan a ver sus problemas como normales, por lo que tardan mucho en consultar con un profesional sanitario", explica Juan Carlos Hernández, presidente de Asenbar.
La percepción de los pacientes sobre la información que hay en Internet es que "es alarmista, desactualizada, errónea, contradictoria, poco fiable e incompleta, lo que muchas veces genera, no solo confusión, sino miedo". "Por ejemplo, muchas personas no quieren medicarse por los posibles efectos secundarios de la medicación", agrega al respecto.
Desde el Instituto #SaludSinBulos se insiste en la importancia de recurrir a fuentes fiables para informarse sobre problemas comunes como pueden ser la acidez o el reflujo. "Encontramos en Internet multitud de mitos asociados al reflujo gastroesofágico o el cáncer de esófago que confunden a la gente y generan falsas creencias en torno al tratamiento o las medidas de prevención a seguir, lo que puede derivar en un empeoramiento de su enfermedad", declara el director del Instituto #SaludSinBulos, Carlos Mateos.
Entre los mitos localizados figuran que la leche puede ayudar a aliviar la acidez, que los remedios naturales curan el cáncer de esófago o que el zumo de limón en ayunas mejora el reflujo esofágico y previene el cáncer.