MADRID, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
Podemos vivir toda nuestra vida con un aneurisma cerebral y no saberlo. Estos no dan síntomas y, muchas veces, ni se diagnostican. El departamento de Sanidad estadounidense resalta que la mayor parte de los aneurismas cerebrales no muestran síntomas hasta que se hacen grandes, filtran sangre o se rompen.
En concreto, se trata de un ensanchamiento de la pared de una arteria cerebral, que se produce a partir de un defecto congénito de la misma. Con cada latido, el flujo sanguíneo golpea y deforma más esa pared, aumentando el riesgo de ruptura.
"Pueden ocurrir en cualquier vaso del cuerpo, cuya pared esté defectuosa. Ésta pierde elasticidad, se ensancha, y se forma un globo, como si esa pared se diera de sí", precisa en una entrevista con Infosalus la doctora Ana Morales, vocal del grupo de estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La también jefa de servicio y coordinadora de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) indica que se estima que en torno al 1-2% de la población general tiene aneurismas. Según resalta, estos se diagnostican cada vez más, aunque después no presenten clínica alguna a lo largo de la vida del paciente, gracias al avance en las nuevas tecnologías de imagen médica.
La experta subraya que los aneurismas pueden ser congénitos o hereditarios, o bien pueden aparecer a lo largo de la vida como consecuencia de determinados factores (hipertensión, fumar, son los más importantes, aunque también por la diabetes o la hipercolesterolemia). Estos factores de riesgo pueden favorecer que las paredes de los vasos sanguíneos se ensanchen y se conviertan en defectuosas.
Además, Morales destaca que son más frecuentes en las mujeres por el factor hormonal, debido a que los estrógenos pueden influir en la aparición y rotura de los vasos sanguíneos, con especial significancia en determinados momentos, como durante el parto o después del mismo.
EL PELIGRO: LA HEMORRAGIA CEREBRAL
La neuróloga llama la atención, asimismo, sobre el hecho de que en los aneurismas la incidencia aumente con la edad; si bien destaca que la mitad de los pacientes son menores de 55 años cuando presentan el evento. Según avisa, el principal problema que puede generar un aneurisma es la ruptura de la pared de ese vaso sanguíneo, con una consecuente hemorragia cerebral subaracnoidea (HAS).
"Hay un porcentaje altísimo de aneurismas que no se diagnostican y que no dan clínica a lo largo de la vida, no dan problemas y no se rompen nunca. En cambio, cuando se produce una hemorragia subaracnoidea la tasa de mortalidad es alta, en torno al 50 % de casos", advierte la miembro de la SEN.
Por ello, la especialista destaca que la mejor forma de prevenirlos, en aquellos casos que no sean congénitos o genéticos, es trabajando en un estilo de vida saludable, sobre los efectos de riesgo cardiovascular. La jefa de servicio del Hospital Universitario de la Arrixaca comenta a su vez que los aneurismas pueden detectarse a través de los angioTAC o de angioresonancias, aunque dice que también pueden verse claramente a través de una arteriografía.
EL TRATAMIENTO
Una vez descubiertos los aneurismas, la doctora Morales clasifica cuáles pueden ser los tratamientos:
1.- Tratamiento endovascular: Un catéter introducir a través de la femoral sube hasta el cerebro y tapona la zona del vaso sanguíneo roto con 'coils' o diminutos espirales que se colocan dentro del aneurisma para así evitar que allí llegue la sangre. Es la tendencia de hoy en día.
2.- Tratamiento neuroquirúrgico: Técnica menos empleada que la anterior. Consiste en 'clipar' o cerrar el aneurisma a través de una operación quirúrgica.
3.- Otra opción que es cada vez más utilizada es una especie de derivador de flujo que dirige la sangre hacia otra zona y aísla el aneurisma, de forma que deja de sangrar.
4.- Por último, señala que otra opción que se realiza muy ocasionalmente, dada su dificultad, es una reconstrucción de las arterias cerebrales para aislar el aneurisma.
"Es difícil. Son menos frecuentes y sólo se deben indicar en casos muy difíciles. También depende del equipo y de la posibilidad del hospital", apostilla la neuróloga.
Finalmente, la especialista advierte de que a día de hoy la ciencia no ha avanzado tanto como para determinar qué aneurismas sí llegarán a romperse y cuáles no. Por ello, recalca que en la actualidad se tratan muchos de los aneurismas que se diagnostican de manera casual. "En muchos casos es aconsejable que siempre que se detecte un aneurisma éste sea tratado, independientemente de si da o no clínica, ya que la HSA es grave, y produce la muerte en casi un 60% de casos, especialmente en gente joven", apostilla.
A su vez, resalta que los estudios recomiendan que aquellas personas que tengan varios familiares de primer y segundo grado con aneurismas cerebrales y HSA acudan al especialista a hacerse un estudio familiar, y ver qué puede hacerse en esos casos.