La importancia de crear centros especializados de referencia para tratar los tumores neuroendocrinos

Archivo - Científicos trabajando en el laboratorio.
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Actualizado: martes, 14 noviembre 2023 10:35

MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los tumores neuroendocrinos (TNE) son relativamente poco frecuentes, con una incidencia de 5 casos por 100.000 habitantes cada año, lo que puede provocar "una falta de conocimiento" sobre la patología, según la coordinadora de la Unidad de Tumores Digestivos y Neuroendocrinos del Servicio de Oncología del Hospital Universitario 12 de Octubre, Rocío Garcia Carbonero, quien considera necesario "crear centros especializados de referencia para tratarlos".

"Estos tumores no deberían tratarse en cualquier centro, ya que son poco frecuentes y puede que haya falta de información. Es necesario hacer centros especializados de referencia que cuenten con expertos que puedan dar una segunda opinión", ha asegurado Garcia Carbonero, quien ha añadido que el sistema de salud actual "en ocasiones, está excesivamente atomizado para algunas enfermedades, algo que no es recomendable para en este tipo de tumores", ha señalado con motivo del Día Mundial de los Tumores Neuroendocrinos, que se celebra este 10 de noviembre.

Los tumores neuroendocrinos (TNE) comprenden un gran grupo de tumores muy variables. Estos se caracterizan por un crecimiento relativamente lento y porque son capaces de secretar hormonas. Estos tumores se originan a partir de células neuroendocrinas, que son las propias del sistema neuroendocrino y producen hormonas (moléculas mensajeras del cuerpo, como neuropéptidos, neuromoduladores o neurotransmisores) en respuesta a una señal del sistema nervioso. Las hormonas se almacenan dentro de las células y son liberadas a la sangre, influyendo en la función de otras células.

Estos pueden aparecer en prácticamente cualquier órgano del cuerpo, aunque las localizaciones más frecuentes son el tubo digestivo, el páncreas y el pulmón. "A pesar de ser poco frecuentes, su incidencia no ha parado de crecer en las últimas cuatro décadas y han dejado de ser tumores raros. En la actualidad, se conoce mejor la enfermedad y, además, han mejorado las técnicas diagnósticas, lo que explica el aumento de casos en los últimos tiempos", ha subrayado Garcia Carbonero.

Pese a los avances en el abordaje de los TNE, uno de los principales problemas sigue siendo la dificultad del diagnóstico, debida en gran parte a su lento desarrollo y a su sintomatología inespecífica. "Pueden ser tumores indolentes que pueden estar estables durante años y apenas tener síntomas. Los síntomas se pueden producir en fases avanzadas de la enfermedad", ha señalado la especialista, quien ha asegura que la enfermedad se puede diagnosticar por otros motivos, "como por ejemplo, haciendo una colonoscopia por otra razón podemos encontrar el tumor".

Garcia Carbonero ha matizado que los síntomas "son muy variados" y "poco específicos" y dependen del órgano donde se encuentre el tumor. Pese a ello, la 'Guía para Pacientes con Tumores Neuroendocrinos', creada por Novartis y la asociación de pacientes NET España, señala que las manifestaciones habituales de los TNE son el enrojecimiento de la piel de la cara, diarrea, sudoración, dolor abdominal y, menos frecuentemente, el estrechamiento de la luz de los bronquios (broncospasmo).

Suelen presentarse a una edad menor que otros tumores del tubo digestivo. La edad más habitual de padecer TNE es alrededor de los 50 años y tienen una frecuencia similar en hombres y mujeres.

"La edad suele estar en torno a los 50 y 60 años, aunque los pacientes pueden ser mucho más jóvenes si forman parte de familias con predisposiciones genéticas", ha indicado la especialista.

TIPOS DE TRATAMIENTOS

La cirugía es el tratamiento de elección en la enfermedad localizada o limitada al órgano donde se originó. Esta puede llevarse a cabo bien mediante cirugía abierta tradicional, por laparoscopia o por endoscopia, dependiendo de su localización, tamaño y extensión.

En otros tumores situados en el estómago, en el duodeno (parte del intestino delgado) o en el recto que están bien diferenciados puede realizarse una cirugía con una técnica mínimamente invasiva, como la endoscopia. Aunque la cirugía más frecuente es la clásica o abierta, en la que se extirpa el tumor y una parte del tejido sano que rodea al tumor para dejar márgenes de seguridad, es decir, para intentar eliminarlo completamente.

Asimismo, para tumores metastásicos que no se pueden extirpar (irresecables) existen tratamientos locoregionales, terapias con radionuclidos o distintos fármacos (antiangiogénicos, everolimus, quimioterapia) para reducir el volumen tumoral, disminuir la liberación de sustancias a la sangre y controlar los síntomas en los TNE funcionantes (que producen hormonas), y para frenar el crecimiento y extensión del tumor. La elección de uno u otro tratamiento vendrá condicionada por las características del tumor y del paciente. Cuando el esquema elegido falla y no es capaz de controlar el crecimiento del tumor, se puede cambiar por otro.