GRANADA 21 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Vithas Granada ha abordado el impacto de las altas temperaturas en el correcto funcionamiento del cerebro con la neuróloga Ana Jimeno, integrante de su Instituto de Neurociencias, dando consejos sobre los factores de riesgo en época estival y su afectación en pacientes con patologías neurológicas previas.
Coincidiendo con el Día Mundial del Cerebro, conmemorado el 22 de julio, el Hospital Vithas Granada ha lanzado en una nota de prensa una llamada de atención sobre un riesgo silencioso pero real: el impacto del calor extremo en la salud cerebral.
La doctora Ana Jimeno, neuróloga del centro y miembro del Instituto de Neurociencias Vithas, advierte que las altas temperaturas, cada vez más frecuentes e intensas, pueden "alterar el rendimiento cognitivo, aumentar el riesgo de accidentes y agravar afecciones neurológicas preexistentes".
"El cerebro es extremadamente sensible a las temperaturas elevadas, con un impacto negativo tanto a corto como a largo plazo. Incluso sin llegar a hipertermia severa, el calor y la deshidratación pueden reducir el flujo sanguíneo cerebral, afectando la concentración, la memoria, la capacidad de toma de decisiones y la capacidad de respuesta, además de repercutir en el estado de ánimo. Por ello, es vital mantener una hidratación adecuada, especialmente en los días más calurosos, para prevenir efectos negativos sobre la salud cerebral", explica la doctora Jimeno.
Durante los meses estivales, el cuerpo lucha por mantener su equilibrio térmico. La exposición prolongada al sol, el esfuerzo físico en horas de calor intenso o el simple hecho de no ingerir suficiente agua pueden desencadenar trastornos como el golpe de calor, una emergencia médica que puede dañar el cerebro de forma irreversible si no se trata a tiempo.
Existen grupos de personas especialmente sensibles, como son los niños pequeños, los ancianos y las personas con enfermedades neurológicas previas, asegura la especialista. "Dentro de ese grupo de enfermedades hay que destacar el caso de la esclerosis múltiple, pues las altas temperaturas pueden exacerbar hasta en uno 80% de los pacientes sus síntomas neurológicos previos", asegura Jimeno. También cabría mencionar las enfermedades neurodegenerativas, y entre ellas la enfermedad de Alzheimer.
"Estos pacientes tienen alteración en la termorregulación así como dificultad para hidratarse o buscar ayuda, lo que les hace especialmente vulnerables a complicaciones graves durante el periodo estival. Y no hemos de olvidarnos de una enfermedad muy frecuente entre la población general, como es el caso de la migraña, ya que la exposición a temperaturas elevadas puede ocasionar un empeoramiento de los síntomas y un incremento en la frecuencia de crisis", asegura.
Los síntomas de alerta incluyen confusión, mareos, visión borrosa, fatiga extrema o cambios de humor. Ante cualquiera de estos signos, es esencial actuar con rapidez y poner las medidas oportunas para contrarrestar los efectos del calor y, en caso de persistir los síntomas o presentar un empeoramiento, acudir a un centro médico.
Desde el Hospital Vithas Granada recomiendan en concreto "evitar la exposición directa al sol durante las horas centrales del día" y "aumentar la ingesta de líquidos, incluso sin tener sed".
También "vestir ropa ligera, de colores claros y materiales transpirables", así como "proteger la cabeza con gorros o sombreros. Evitar la actividad física intensa en ambientes calurosos".
A su vez, "revisar la medicación, especialmente en verano" y "prestar especial atención a niños, mayores y personas con enfermedades neurológicas, más vulnerables a los efectos del calor". En el caso de pacientes dependientes, implementar medidas de seguimiento especialmente durante este período.