MADRID 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
La presidenta del Grupo Español de Síndromes Mielodisplásicos (GESMD), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la doctora María Díez Campelo, prevé que, en los próximos años, se produzca un aumento de los síndromes mielodisplásicos, tanto de su incidencia como de su prevalencia, "debido al envejecimiento poblacional y al incremento de la frecuencia de los tratamientos antineoplásicos, pudiendo llegar a convertirse en el cáncer de la sangre más frecuente".
Este domingo, 25 de octubre, se conmemora el Día Mundial de los Síndromes Mielodisplásicos (SMD), un grupo de enfermedades clonales de la célula madre hematopoyética que causan citopenias, dishemopoyesis y riesgo aumentado de padecer leucemia mieloide aguda (LMA). "Los SMD afectan, fundamentalmente, a pacientes de edad avanzada", de hecho, el Registro Español de SMD (RESMD) sitúa la mediana de edad en 75 años, y el 80% de los casos se produce en personas mayores de 60.
En los SMD, la estratificación es clave. "Nos encontramos ante procesos muy heterogéneos, tanto a nivel biológico como por su comportamiento evolutivo. Hay pacientes con una esperanza de vida bastante similar a la de la población general (los SMD de bajo riesgo), aunque más acortada, mientras que otros ven su vida reducida a pocas semanas o meses (los SMD de alto riesgo)", explica la presidenta del GESMD.
Por ello, y ante las escasas alternativas terapéuticas disponibles en la actualidad, resulta fundamental adaptar los tratamientos al riesgo individual. En los SMD de alto riesgo, la azacitidina sigue siendo el tratamiento estándar para la mayoría de los pacientes.
"Tratamos de mejorar su eficacia, con la asociación de nuevos fármacos (pevonedistat es el más avanzado), y también su pronóstico, cuando se produce el fracaso con azacitidina, con la adición o inicio de nuevas moléculas de mecanismos de acción variados", explica.
Por otra parte, mejorar la calidad de vida de los pacientes con SMD de bajo riesgo se ha convertido en otro de los grandes retos de los especialistas, que pasa por corregir la anemia producida por la enfermedad. "Recientemente, un nuevo fármaco que ha demostrado ser eficaz y seguro, luspatercept, ha sido aprobado por las autoridades sanitarias para disminuir las transfusiones necesarias para mejorar la anemia en los pacientes con sideroblastos en anillo", asegura Díez Campelo.
En los pacientes de alto riesgo, en los que la esperanza de vida es corta, se debe intentar modificar la historia natural de la enfermedad, mejorando la supervivencia y retrasando la transformación leucémica.