MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
La gastroenteritis es el trastorno digestivo más frecuente en niños, que consiste en la inflamación de la pared del estómago y de los intestinos a causa, la mayoría de las veces, de una infección.
Esta enfermedad suele darse con un inicio brusco y su síntoma más característico es la diarrea, que puede ir acompañada de vómitos, fiebre y dolor abdominal. Otro rasgo de esta patología en la población infantil es que se propaga con gran facilidad "debido a su manera relacionarse y de jugar, en la que hay mucho contacto físico" explica el experto médico de Cinfa, Julio Maset.
El hecho de que los niños compartan a menudo sus cosas dentro del aula o los cubiertos y utensilios en el comedor escolar influye en que se propaguen más fácilmente los virus, el tipo de agente infeccioso que, con más frecuencia, causa esta afección intestinal.
CÓMO TRATARLA
El riesgo de que la diarrea líquida y los vómitos frecuentes desemboquen en un cuadro de deshidratación es mayor cuando los afectados son menores, esto se produce cuando el intestino no es capaz de tolerar o retener los líquidos y las sales durante días. Para prevenir esto, se debe beber con frecuencia para permitir al organismo recuperarse, para ello, "los sueros o soluciones de rehidratación oral son idóneas" añade Maset.
No obstante, este tipo de bebidas no detienen por sí mismos la diarrea, ya que no actúan frente a los virus o bacterias que la provocan. Para combatirla, una opción es combinar esto con probióticos, que ayudan a restaurar la flora intestinal y pueden acortar la duración de la diarrea.
Respecto a la alimentación, "basta con que sea suave, evitando el exceso de grasas o azúcares", afirma el especialista. En el caso de recurrir a una dieta blanda, esta no debe durar más de unos días, o se puede "correr el riesgo de que la diarrea se vuelva crónica", apunta, por lo que lo recomendable es volver a la alimentación habitual cuanto antes-.
De la misma forma, si el niño todavía es lactante, debe seguir tomando el pecho; incluso se puede aumentar la frecuencia de las tomas y hacerlas más cortas. Si toma biberón, no es necesario modificar nada, al igual que con las papillas y purés.
Para la gastroenteritis vírica no existe medicación específica, los antibióticos no son efectivos y pueden alargar la duración de la diarrea. Si el pediatra lo indica, se puede optar por antipiréticos para aliviar la fiebre. Pero no es necesario, salvo prescripción médica, el empleo de antieméticos (fármacos para controlar el vómito) y antidiarreicos.
Aunque es mejor no limitar la actividad del niño y, pese a la mayoría de las gastroenteritis son leves, es mejor esperar a que se encuentre bien para llevarlo al colegio o la guardería, pues hasta entonces puede contagiar a sus compañeros.
Para prevenir la infección, es vital lavarse las manos cuidadosamente con agua tibia y jabón, durante, al menos quince segundos, después de ir al baño y antes de comer. Además, tras un episodio de vómitos o diarrea dentro del hogar, se deben limpiar y desinfectar las superficies que se hayan podido contaminar, pues el contacto directo puede producir el contagio.