MADRID, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
La fisioterapia mejora la movilidad, la fuerza muscular y la capacidad pulmonar de estos pacientes. Además, minimiza la discapacidad y aumenta la autonomía, lo que repercute en la autoestima y salud mental de las personas que padecen esclerodermia, señalan desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
CPFCM quiere contribuir a la sensibilización y dar a conocer los principales tratamientos fisioterápicos para tratar la esclerodermia y cuidar a las personas que la padecen. Con este objetivo, ha firmado un convenio de actuación con la Asociación Española de Esclerodermia (AEE) en materia de investigación, formación y mejoras en los tratamientos y cuidados.
La esclerodermia conlleva un exceso de producción de colágeno que se va acumulando en la piel y en algunos órganos internos. La piel es precisamente el órgano más afectado, pero también pueden verse involucrados órganos internos, como los pulmones, entre otros, que generan consecuencias graves.
"La fisioterapia ofrece un amplio abanico de tratamientos, que deben ser individualizados, porque la sintomatología es diversa y no todos los pacientes presentan las mismas secuelas", declara Mercedes Franco, presidenta de la Comisión de Fisioterapia Dermatofuncional del CPFCM, quien destaca la capacidad de la Fisioterapia para mejorar la calidad de vida de las personas con esclerodermia.
Entre los tratamientos figuran el uso de hidroterapia para estimular la circulación, el sistema nervioso vegetativo y la rigidez articular; la terapia manual, que es fundamental para disminuir la fibrosis del tejido, las contracturas y calambres; y la ejecución de programas de ejercicios específicos para mejorar la movilidad.
Otras alternativas que ayudan a disminuir la rigidez de las articulaciones son el uso de parafina o parafangos antes de comenzar los ejercicios y estiramientos; el uso de electroterapia para disminuir el dolor; la fototerapia con láser; así como una buena higiene postural y el cuidado de la piel. Además, los fisioterapeutas madrileños consideran fundamental el tratamiento con fisioterapia respiratoria, ya que sin ella se agudizan los síntomas de la fibrosis pulmonar y de la afectación cardiaca.
Según Teresa Bello, presidenta de la Asociación Española de Esclerodermia (AEE), la "invisibilidad" es otra de las complicaciones a las que se tiene que enfrentar las personas afectadas. "Si no se ve la enfermedad parece que no existe", dice. "Nuestro entorno desconfía porque no aprecia signos externos de la esclerodermia. Todo esto hace que tengamos dificultades para hacernos entender entre nuestros allegados, tanto en nuestro entorno familiar, como social y laboral", señala.
"La fisioterapia ayuda a los pacientes con esclerodermia aliviando nuestros síntomas y mejorando nuestras capacidades. Con la fisioterapia mejoramos nuestra movilidad y la fuerza muscular; además, minimizamos la discapacidad mientras que aumentamos nuestra autonomía e independencia, algo muy importante para nuestra autoestima y salud mental. También optimizamos nuestra higiene postural, la funcionalidad de las manos y la musculatura facial; y, por último, mejoramos nuestra capacidad pulmonar", aclara Bello, quien considera que la fisioterapia es la "mejor aliada".