Expertos sanitarios piden una acción audaz para priorizar la salud sobre el beneficio

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Publicado: miércoles, 29 marzo 2023 7:23

MADRID, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -

Una nueva serie publicada en 'The Lancet' describe cómo, aunque las entidades comerciales pueden contribuir positivamente a la salud y a la sociedad, los productos y prácticas de algunos agentes comerciales son responsables de la escalada de las tasas de mala salud evitable, daño planetario e inequidad social y sanitaria.

Por ello, los autores formulan recomendaciones clave para garantizar que el capitalismo contemporáneo sea compatible con la buena salud de la población.

Según el estudio, las industrias que fabrican sólo cuatro productos nocivos --tabaco, alcohol, alimentos malsanos y combustibles fósiles-- son responsables de al menos un tercio de las muertes mundiales, lo que ilustra la magnitud y el enorme coste económico del problema.

"Todos queremos formar parte de una sociedad segura, feliz y sana, pero esto sólo ocurrirá cuando los gobiernos den más prioridad a la salud de las personas y el planeta que a los beneficios --señala el profesor Rob Moodie, director de la serie y catedrático de Salud Pública de la Escuela de Población y Salud Global de la Universidad de Melbourne (Australia)--. Esta serie no está en contra de las empresas, sino a favor de la salud".

Según apunta, "es importante que reconozcamos que muchas empresas desempeñan un papel vital en la sociedad, pero también tenemos que reconocer que las prácticas y los productos de algunas están enfermando a las personas y al medio ambiente".

Y añade que "con el aumento de las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, el cáncer y la diabetes, y la escalada de la crisis climática, es necesario tomar medidas urgentes para abordar el modo en que las empresas contribuyen a estos problemas y, en particular, las industrias que venden productos nocivos."

Esbozando un ciclo de cómo los agentes comerciales pueden perjudicar la salud, describen los siguientes pasos: en primer lugar, los agentes comerciales utilizan su riqueza y poder para configurar normativas y políticas en su propio interés, y en segundo, las políticas favorables estimulan el aumento de las ventas --y, por tanto, del consumo-- de productos comerciales nocivos, lo que agrava el daño y la carga económica que causan.

En tercer lugar, apuntan que las políticas favorables también permiten a las entidades comerciales externalizar los costes de los daños causados por la producción, el consumo y la eliminación de sus productos.

En cuarto lugar, los costes externalizados (por ejemplo, pagar para tratar enfermedades no transmisibles causadas por productos comerciales) son sufragados en gran medida por los Estados y los individuos afectados. "Estos costes reducen los recursos de que disponen los Estados y los individuos para pagar los medicamentos, la atención sanitaria, la alimentación y la vivienda, dejando a los sistemas sanitarios cada vez más incapacitados para hacerles frente", señalan.

Finalmente, en quinto lugar, apuntan que, mientras tanto, las entidades comerciales disfrutan de beneficios excesivos, lo que alimenta un creciente desequilibrio de poder entre los actores comerciales y los gobiernos que deberían exigirles responsabilidades.

Los autores sostienen que un ciclo de comportamiento de los agentes comerciales y los responsables políticos ha inclinado insidiosamente la balanza de poder cada vez más a favor de los beneficios comerciales a lo largo de varias décadas, lo que ha perpetuado los malos resultados sanitarios y las desigualdades. Para restablecer este equilibrio y garantizar que el capitalismo contemporáneo sea compatible con la buena salud de la población, los autores formulan recomendaciones clave.

Entre ellas, piden a los gobiernos que legislen normas más estrictas para la comercialización de productos nocivos, incluido el etiquetado honesto de los productos y la protección de las personas frente a las tácticas de marketing depredadoras, incluso a través de las redes sociales.

Además, piden a las empresas que se comprometan a poner fin a los grupos de presión contrarios a las políticas sanitarias, incluido el uso de terceros como organizaciones de base falsas (astroturf) y grupos de reflexión para impulsar programas políticos. Por otra parte, los autores felicitan a los actores comerciales y a los inversores que adoptan cada vez más modelos de financiación alternativos que crean valor social y promueven resultados positivos en materia de salud, sociedad y sostenibilidad, y animan a otros a seguir este ejemplo.