MADRID 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Grupo Cooperativo de Estudio y Tratamiento de las Leucemias Agudas y Mielodisplásicas (CETLAM) y expresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), Jorge Sierra Gil, ha asegurado que la vacunación contra el Covid-19 de los pacientes con leucemia mieloblástica aguda (LMA) no tiene que interferir ni en el abordaje de la enfermedad, ni en su posible inclusión en ensayos clínicos.
Se dispone de muy escasos datos sobre el impacto del SARS-CoV-2 en pacientes con LMA. Así, por ejemplo, una serie italiana incluyó 10 pacientes con una mediana de edad de 60 años y una mortalidad del 50 por ciento. "Otra serie de 536 pacientes con neoplasias hematológicas e infección confirmada por SARS-CoV-2, describió una mortalidad global del 37 por ciento. En dicho estudio, el diagnóstico de la LMA se asoció a una peor supervivencia", ha dicho.
Por último, enfatiza, un estudio realizado en 9 2 pacientes con leucemia aguda evidenció que la mayoría de ellos pueden desarrollar una respuesta inmune con anticuerpos tras la infección por SARS-CoV-2. La estrategia de vacunación actual requiere de dos dosis con un intervalo de 21 o 28 días y se espera su efectividad a partir de los 10-15 días tras la segunda dosis.
"El tiempo de tratamiento inicial de la LMA suele ser de más de 4 semanas en cada inducción y puede alcanzar entre 3 y 4 semanas en cada consolidación. En estas fases aparecen citopenias (recuentos de células sanguíneas más bajos de los normal) prolongadas y no se conoce con exactitud el grado de inmunodepresión humoral ni la capacidad de producción de anticuerpos. En los pacientes con LMA no se suelen administrar glucocorticoides ni otros agentes dirigidos a la inmunodepresión humoral. Por tanto, el momento de la vacunación no se ha definido con exactitud y supone un reto", ha señalado el presidente del CETLAM.
En el documento de 'Recomendaciones de Vacunación COVID-19 en el Paciente Hematológico', elaborado por la SEHH, la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia y 13 grupos cooperativos de investigación, se han consensuado varias recomendaciones específicas para los pacientes con LMA, con el acuerdo del CETLAM y del Grupo de LMA del Programa Español de Tratamientos en Hematología (LMA-PETHEMA).
Entre ellas destacan que los pacientes que estén únicamente bajo tratamiento de soporte, deberán recibir la vacuna si su situación global así lo permite. Además, sin poder hacer una recomendación generalizada en los pacientes tributarios de tratamiento intensivo, la fase en la que la secuencia de dosis puede ser más aplicable sería el periodo de consolidación en los pacientes en remisión completa.
En esta fase, la administración de factores estimulantes granulopoyéticos (G-CSF) puede ser útil para acortar el tiempo hasta la recuperación hemoperiférica y hacer que se pueda seguir la secuencia de vacunación recomendada.
Además, en la fase de terapia de mantenimiento de los pacientes tratados con quimioterapia intensiva, no tributarios de trasplante alogénico y que no se vacunaron durante las consolidaciones. Del mismo modo, en los pacientes que han finalizado el tratamiento, en remisión y sin tratamiento inmunodepresor activo.
En los pacientes no candidatos a quimioterapia intensiva: dado que en algunos casos puede demorarse el inicio del tratamiento 3-4 semanas, cabe plantearse la vacunación con anterioridad al inicio del tratamiento de baja/media intensidad.
Si se prefiere no demorar el inicio del tratamiento o no es posible hacerlo, otra estrategia para administrar la vacuna podría ser esperar a que el paciente alcance una respuesta, idealmente completa. En ese caso, se administraría la vacuna entre ciclos de tratamiento, aunque ello implique retrasar hasta 4 semanas el tratamiento de baja/media intensidad.
Finalmente, en el caso de la leucemia promielocítica aguda (LPA) se recomienda seguir las mismas indicaciones que en el caso de la LMA en tratamiento intensivo.