MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
La solución en la hernia discal es la descompresión discal, destaca el doctor Juan Díaz-Mauriño Garrido-Lestache, especialista en patología y cirugía vertebral del Hospital Nuestra Señora del Rosario, quien sugiere acometer esta acción a través de la nucleoplastia o coblación por radiofrecuencia que, además de ser un adecuado abordaje, ofrece muy buenos resultados para aliviar los dolores de tipo ciático.
La hernia discal produce un dolor lumbar y, a veces, irradia hacia el glúteo y la pierna, lo que, además de resultar muy molesto, acaba por ser invalidante y afectar a las actividades de la vida diaria. De hecho, 8 de cada 10 personas padecerán a lo largo de su vida lumbalgias que les van a afectar alrededor de seis semanas, "y la causa más frecuente de esta patología es la hernia discal, causa directa de un alto número de bajas laborales y que afecta, sobre todo, a personas de entre 30 y 50 años de edad".
"La electrocoagulación plasma-mediada a través de un electrodo provoca la descompresión discal y radicular por vaporización de los proteoglicanos del núcleo pulposo del disco bajo temperatura controlada (50C)", subraya.
El procedimiento se realiza en quirófano con sedación, bajo control de Rx, sin necesidad de anestesia general ni de incisiones en la piel. "Consiste en pinchar a través de la piel con una aguja, electrodo, el núcleo pulposo del disco afectado, logrando disminuir el abombamiento discal y liberando así el nervio comprimido", explica Díaz-Mauriño.
La intervención tiene una duración de unos 10 minutos y el paciente puede dejar el hospital al cabo de una hora. No obstante, no todas las hernias discales susceptibles de ser tratadas con nucleoplastia. pero sí lo son las hernias discales de uno o más niveles, "contenidas". Cuando exista sintomatología de irritación-compresión radicular resistente al tratamiento médico/rehabilitado; cuando no haya déficits neurológicos importantes.
En resumen, como subraya el especialista, se trata de una técnica percutánea, ambulatoria, mínimamente invasiva, que evita las habituales molestias de los postoperatorios y, al mismo tiempo, los riesgos de la cirugía convencional en una patología como las infecciones o lesiones nerviosas.