La evidencia sobre bloqueadores de la pubertad y tratamiento hormonal para la transición de género es "inadecuada"

Archivo - Madre hablando con adolescente.
Archivo - Madre hablando con adolescente. - IVAN PANTIC/ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 12 abril 2024 15:22

MADRID, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -

Según dos revisiones sistemáticas de la investigación disponible, publicadas en 'Archives of Disease in Childhood', los datos sobre el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas en niños y jóvenes con trastornos relacionados con el género son "totalmente inadecuados", por lo que resulta "imposible" evaluar su eficacia o su impacto en la salud mental y física.

De los 50 estudios incluidos en la revisión que analizaba la eficacia de los bloqueantes de la pubertad para los adolescentes con problemas de género, solo uno era de alta calidad, lo que llevó a los autores a concluir que, aunque la mayoría de los estudios sugerían que el tratamiento podía afectar a la salud ósea y la estatura, "no pueden extraerse conclusiones sobre el impacto en la disforia de género, la salud mental y psicosocial o el desarrollo cognitivo".

Del mismo modo, de los 53 estudios incluidos en la revisión sobre el uso de hormonas masculinizantes y feminizantes, solo una era de calidad suficientemente alta, con pruebas escasas o poco consistentes sobre resultados clave, como la satisfacción corporal, los resultados psicosociales y cognitivos, la fertilidad, la salud ósea y los efectos cardiometabólicos.

Igualmente preocupante es que la mayoría de las 23 guías clínicas no son independientes ni están basadas en pruebas, concluye otra revisión de la serie. Los vínculos entre las pruebas y las recomendaciones son a menudo poco claros y se basan en gran medida en dos directrices internacionales (la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transexual y la Sociedad de Endocrinología) que "carecen" de rigor científico, tal y como afirman los autores.

Una cuarta revisión señala que, aunque las directrices coinciden en la necesidad de apoyo psicosocial, no hay consenso sobre quién debe participar en su prestación, o si esta debe ser diferente para niños y adolescentes. Y no hay prácticamente ninguna orientación sobre la mejor manera de apoyar a los que aún no han alcanzado la pubertad o cuya identidad es no binaria.

Las revisiones comprenden una serie encargada a la Universidad de York, en Reino Unido, para informar la revisión independiente sobre los servicios especializados para el creciente número de niños y jóvenes referidos con disforia de género --la angustia causada por una falta de coincidencia entre el sexo de nacimiento y la identidad de género--.

En una entrevista con 'The BMJ' previa a la publicación del informe, la doctora Hilary Cass, su autora, señala que no hay pruebas que sugieran que los bloqueantes de la pubertad ayuden a los niños y jóvenes a "ganar tiempo para pensar" o a mejorar su bienestar psicológico.

"Lo único que podemos decir de forma tangible es que, sobre todo en el caso de los varones registrados al nacer, si se les impide que se les rompa la voz y les crezca vello facial, puede que lo pasen mejor en la edad adulta. Pero ni siquiera eso está exento de reservas", explica.

Cass también reconoce que hubo un momento en que "la práctica se desvió de las pruebas clínicas" y añade que "desgraciadamente no hay pruebas de que el tratamiento de afirmación de género, en su sentido más amplio, reduzca el riesgo de suicidio".

Cree que el sistema sanitario y la sociedad han "defraudado" a los jóvenes e insiste en que los niños y jóvenes con problemas de género que buscan ayuda en el sistema sanitario deben poder acceder a una evaluación "holística amplia" realizada por un equipo multiprofesional que incluya pediatras, psiquiatras infantiles y expertos en salud aliados.

"Tener esa amplitud significa que se puede desarrollar un plan adecuado y tener a mano a las personas adecuadas para tratarlo", afirma. A la pregunta de qué diría a los niños y jóvenes, sus familias y cuidadores, asegura que "hay que escucharles". "Tenemos que explicarles los puntos débiles de las pruebas. Pero lo más importante es que encontremos formas de ayudarles a sentirse mejor consigo mismos para que no se sientan tan angustiados", ha aseverado.

CIMIENTOS POCO SÓLIDOS

En un artículo de opinión para 'The BMJ', la escasez de pruebas de buena calidad lleva a Cass a concluir que la medicina de género está "construida sobre cimientos poco sólidos".

Explica que ahora la atención se prestará a través de una red de centros regionales que trabajarán en colaboración siguiendo los mismos protocolos clínicos, con investigación y recogida de datos incorporados desde el principio.

"Independientemente de que [los niños y jóvenes] opten o no por una transición social o médica a largo plazo, necesitan apoyo para prosperar y cumplir sus objetivos vitales", escribe.

"Espero que este sólido modelo de equipo multidisciplinar, con prestación de servicios en red e investigación integrada, anime a más médicos con experiencia en salud infantil y adolescente a trabajar en esta área en evolución de la práctica clínica", concluye.

En un editorial vinculado que acompaña a las revisiones en 'Archives of Disease in Childhood', la doctora Camilla Kingdom, presidenta saliente del Royal 'College of Paediatrics and Child Health', explica que "este grupo de niños y jóvenes es especialmente vulnerable porque, sencillamente, no se atienden sus necesidades de salud y bienestar".

"Tenemos un planteamiento holístico global de la atención a bebés, niños y jóvenes centrado en sus necesidades, que hasta ahora no se ha extendido a la prestación de servicios de género. Ahora tenemos una importante oportunidad de recuperar el tiempo perdido", ha concluido.

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