MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un estudio dirigido por el Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias de Derio (Vizcaya) y el Instituto de Medicina Molecular Joo Lobo Antunes (Portugal) ha modificado compuestos naturales derivados de la corteza del lapacho brasileño para obtener un agente terapéutico que podría ser eficaz para tratar la leucemia mieloide aguda.
La leucemia mieloide aguda, la forma más común de leucemia aguda en adultos, es un cáncer agresivo que surge de un aumento anormal del número un tipo de células sanguíneas inmaduras, llamadas células mieloides. La tasa de supervivencia de los pacientes es sólo de un 20 por ciento a los 5 años, y hay una alta incidencia de recaída de la enfermedad.
"Es importante encontrar nuevas estrategias terapéuticas para la leucemia mieloide aguda. Hay muchos compuestos naturales con valor medicinal que por el momento no pueden utilizarse como terapias debido a su toxicidad y efectos negativos en las células sanas. En nuestro trabajo, utilizamos estos compuestos naturales y los modificamos de forma que se controlen sus efectos negativos y se pueda aprovechar su valor terapéutico", explica Gonalo Bernardes, jefe de grupo del Instituto de Medicina Molecular Joo Lobo Antunes y colíder del estudio.
Ya en 2018, este equipo utilizó el aprendizaje automático para identificar el sitio de focalización de un compuesto de la corteza del árbol del lapacho que pertenece a la familia de las ortoquinonas, llamado B-lapachona. Estos compuestos son conocidos por su potencial para controlar el aumento anormal del número de células que caracteriza al cáncer, y son buenos candidatos para el tratamiento de la leucemia.
"El compuesto que exploramos en este estudio, llamado B-lapachona, es un fármaco prometedor para tratar la leucemia, pero sus propiedades reactivas podrían tener efectos indeseables. En este trabajo, combinamos dos estrategias para minimizar los efectos negativos del compuesto. Por un lado, añadimos a este compuesto un grupo químico que protege de sus propiedades reactivas. Actúa como una máscara que cubre la toxicidad del fármaco. Esta máscara se libera en un entorno más ácido, que corresponde al interior de las células. Esto nos lleva a nuestra segunda estrategia. Adjuntamos el compuesto modificado a una proteína, un anticuerpo, que lo lleva directamente al interior de las células cancerosas", añade Bernardes.
"Las células cancerosas tienen ciertas marcas que las diferencian de las sanas. En la leucemia mieloide aguda sabemos que uno de estos marcadores específicos, llamado CD33, está presente en las células cancerosas. Hemos unido nuestro producto natural a un anticuerpo que se une específicamente a este CD33. Esto permite que el fármaco atraviese el organismo sin dañar ninguna célula sana y, cuando el anticuerpo se encuentra con la célula cancerosa, se une al marcador CD33 y administra el fármaco. En ese momento se convertirá en su forma activa y tóxica, matando a la célula cancerosa", aclara Ana Guerreiro, cosegunda autora del estudio.
Además del interés terapéutico de este enfoque para el tratamiento de la leucemia mieloide aguda, la química que se desarrolló en este estudio puede utilizarse para otros compuestos naturales valiosos, permitiendo el uso de compuestos con potencial terapéutico que antes eran inapropiados para el uso medicinal.