MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses, y publicado en el 'Journal of General Internal Medicine', ha confirmado la utilidad de algunas terapias no farmacológicas, como los masajes o la acupuntura, para ayudar a reducir el dolor crónico.
A esta conclusión han llegado tras analizar a 140.000 soldados del Ejército de Estados Unidos que tenían dolor crónico después de su haber participado en misiones en Irak o Afganistán de 2008 a 2014. Los tipos más comunes de dolor crónico fueron molestias articulares, problemas de espalda y cuello y otros problemas relacionados con los músculos o huesos.
Los investigadores controlaron la duración de la atención, si el se había estado expuesto a terapias no farmacológicas y la cantidad de días que un paciente recibió opioides. También probaron si los miembros del servicio que recibieron tratamientos no farmacológicos estaban más sanos al comienzo del estudio y si tienen una mayor tasa de mortalidad los que recibieron terapias no farmacológicas.
El dolor crónico a menudo se maneja con opioides recetados. No obstante, especialmente a dosis más altas y mayor duración de uso, los opioides se han relacionado con un mayor riesgo de trastorno por uso de sustancias y lesiones autoinfligidas, como sobredosis e intentos de suicidio.
Mientras estaban en servicio, los soldados recibieron terapias no farmacológicas que incluyeron acupuntura, punción seca, biorretroalimentación, atención quiropráctica, masajes, terapia de ejercicios, terapia con láser frío, manipulación espinal osteopática, estimulación nerviosa eléctrica, ultrasonografía, tratamiento térmico superficial, tracción y lumbar.
De esta forma, los investigadores determinaron que los soldados que recibieron terapias no farmacológicas tenían un riesgo menor de ser diagnosticados con trastornos por consumo de drogas y lesiones autoinfligidas, como envenenamiento accidental e intención suicida.
Ahora bien, la mayor diferencia se observó con respecto a la intoxicación accidental con opioides u otros medicamentos para el dolor, aquellos que recibieron terapias no farmacológicas tenían un 35 por ciento menos de probabilidades de lesionarse que aquellos que no recibieron tales terapias mientras estaban en el servicio. Los participantes que recibieron tratamientos no farmacológicos también tuvieron un riesgo menor en el futuro de intentos de suicidio y trastornos por consumo de alcohol o drogas.