MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
A medida que la población mundial crece y envejece, también lo hace su necesidad de cuidado de los ojos. Pero según dos nuevos estudios publicados en la revista científica 'The Lancet Global Health', estas necesidades no se están satisfaciendo en relación con los objetivos internacionales para reducir la pérdida de visión evitable.
A medida que se termina el año 2020, un grupo internacional de investigadores se propuso proporcionar estimaciones actualizadas sobre el número de personas ciegas o con problemas de visión en todo el mundo, identificar las causas predominantes e ilustrar las tendencias epidemiológicas de los últimos 30 años.
"Esto es importante porque cuando pensamos en establecer una agenda de salud pública, conocer la prevalencia de una deficiencia, qué la causa y en qué lugar del mundo es más común informa las acciones que los principales responsables de la toma de decisiones como la OMS y los ministerios de salud toman para asignar recursos limitados", explica Joshua Ehrlich, autor del estudio y oftalmólogo del Centro Oftalmológico Kellogg (Estados Unidos).
El equipo del estudio evalúa una colección de datos secundarios cada cinco años, realizando un meta-análisis de encuestas poblacionales de enfermedades oculares reunidas por el Grupo de Expertos en Pérdida de Visión y que abarcan desde 1980 hasta 2018.
Un estudio de este tipo plantea problemas, ya que las poblaciones regionales varían en edad. "Por ejemplo, la población de algunos países asiáticos y europeos es mucho más vieja en promedio que la población de muchas naciones africanas. Muchas poblaciones también envejecen con el tiempo. Una comparación directa del porcentaje de la población que padece ceguera o problemas de visión no daría una imagen completa", explica Ehrlich, que también es miembro del Instituto de Política e Innovación de la Atención Médica de la Universidad de Michigan.
Para abordar este tema, el estudio examinó la prevalencia estandarizada por edad, lograda mediante el ajuste de las poblaciones regionales para que se ajusten a una estructura de edad estándar. "Encontramos que la prevalencia estandarizada por edad está disminuyendo en todo el mundo, lo que nos indica que los sistemas de atención ocular y la calidad de la atención están mejorando. Sin embargo, a medida que la población envejece, un mayor número de personas se ve afectado por un grave deterioro de la visión, lo que sugiere que necesitamos mejorar la accesibilidad a la atención y desarrollar más los recursos humanos para proporcionar la atención", detalla otro de los autores del estudio, Monte A. Del Monte.
De hecho, los investigadores encontraron que no hubo ninguna reducción significativa en el número de personas con pérdida de visión tratable en los últimos diez años, lo cual palideció en comparación con el objetivo del Plan de Acción Global de la Asamblea Mundial de la Salud de una reducción global del 25 por ciento de la pérdida de visión evitable en este mismo plazo.
Aunque los resultados variaron según la región a nivel mundial, las cataratas y la necesidad insatisfecha de gafas fueron las causas más frecuentes de deterioro moderado a grave de la visión. Aproximadamente el 45 por ciento de los 33,6 millones de casos de ceguera mundial fueron causados por cataratas, que pueden ser tratadas con cirugía.
El error de refracción, que causa una imagen borrosa como resultado de una forma anormal de la córnea y el cristalino que no dobla la luz correctamente, fue la causa de la pérdida de visión en 86 millones de personas en todo el mundo. Este gran contribuyente a la visión moderada o gravemente dañada puede tratarse fácilmente con gafas.
También es importante señalar que el deterioro de la visión debido a la retinopatía diabética, una complicación de la diabetes que afecta a la vista, ha aumentado su prevalencia en todo el mundo. "Esta es otra condición en la que podemos prevenir la pérdida de la visión con exámenes e intervenciones tempranas. A medida que la diabetes se hace más común en todo el mundo, esta condición podría comenzar a afectar también a las poblaciones más jóvenes", detalla otro de los autores, Alan L. Robin.