Destacan el uso de la electroencefalografía integrada por amplitud para detectar complicaciones en recién nacidos

El Doctor Gonzalo Zeballos Especialista En Neonatología De La Unidad De Pediatría Y Adolescencia Del Hospital Ruber Internacional
El Doctor Gonzalo Zeballos Especialista En Neonatología De La Unidad De Pediatría Y Adolescencia Del Hospital Ruber Internacional - HOSPITAL RUBER INTERNACIONAL
Publicado: martes, 21 enero 2020 18:05

MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -

La electroencefalografía integrada por amplitud (EEGa) es un dispositivo que analiza los cambios y tendencias en la actividad eléctrica cerebral de los neonatos y detecta así posibles complicaciones, como las crisis epilépticas, ha destacado el doctor Gonzalo Zeballos especialista en neonatología de la Unidad de Pediatría y Adolescencia del Hospital Ruber Internacional.

Al igual que el electroencefalograma (EEG) convencional, la EEGa indica, mediante la colocación de una serie de electrodos, la actividad eléctrica de nuestro cerebro. Sin embargo, explica Zeballos, existen diferencias entre ambos métodos informatizados.

"El EEG convencional ofrece más información, pero es más difícil de leer. No tenemos, de forma continua, la disponibilidad de este dispositivo por la complejidad del aparataje y de lectura en cualquier unidad a pie de paciente", señala.

Además de una información más accesible, la EEGa ofrece otras ventajas. "Podemos saber su actividad cerebral a lo largo del tiempo, sean horas o días. Esa información queda grabada y puede ser revisada retrospectivamente", añade el experto.

Gracias a estas características, con el monitor de función cerebral es posible conocer como está evolucionando el cerebro de un prematuro, según la edad gestacional, así como detectar posibles complicaciones, ya sean convulsiones, hemorragias o una posible asfixia y su pronóstico.

"Cuando hablamos de una epilepsia tenemos presente a esa persona que convulsiona y se mueve de forma agitada. En cambio, un recién nacido realiza movimientos muy sutiles, como movimientos repetidos de un brazo, faciales o chupeteo. Esto muchas veces nos pasa desapercibido en el hospital. Pero con este monitor detectamos las convulsiones que, de no tratarse, pueden empeorar el pronóstico", señala como ejemplo.

Pese a sus virtudes, continua el experto, el monitor de función cerebral tiene limitaciones. "En recién nacidos muy prematuros la cercanía de los electrodos puede hacer que la señal se vea alterada. Debido a esto, es muy importante una buena colocación de los mismos", señala.

Por otro lado, puede haber alteraciones que clínicamente no se vean y que eléctricamente sean demasiado sutiles como para ser detectadas incluso con el monitor. No obstante, "ya se están diseñando monitores donde haya más electrodos (inicialmente se colocaron dos y ahora de forma genérica se utilizan cuatro, además de un electrodo de tierra), colocados de tal forma que intenten recoger la actividad de la mayor superficie del cerebro".