MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
A menudo es difícil resistirse a la presentación de una bandeja de postres o un expositor con chocolate cerca de una caja del supermercado, pero comer ese exceso de calorías puede contribuir al sobrepeso y la obesidad y es a menudo impulsado por señales ambientales –la vista del suculento postre o el colorido envoltorio de una tableta de chocolate-- en lugar de necesidad metabólica.
Investigadores de la Universidad de Illinois, en Chicago, Estados Unidos, han identificado una vía en el cerebro responsable de la capacidad de controlar el comportamiento impulsivo a la hora de comer. "Hemos encontrado que detener un comportamiento que normalmente conduce a la recompensa es un proceso activo", dice Jamie Roitman, investigador principal del estudio, cuyos resultados se presentan esta semana en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Ingestiva (SSIB, por sus siglas en inglés) que se celebra en Oporto, Portugal.
Para probar cómo el cerebro ejerce este control inhibitorio sobre el comportamiento, los autores entrenaron ratas para presionar una palanca para obtener granos de azúcar. A continuación, las ratas tenían que aprender a controlarse para no pulsarla cuando se les presentaba una señal de "stop". Los investigadores descubrieron que la capacidad de detenerse dependía de la actividad de la corteza prefrontal medial, una región del cerebro implicada en el control ejecutivo del comportamiento.
Estos científicos encontraron que neuronas individuales en el córtex prefrontal medial se activan en respuesta a señales ambientales, lo que sugiere que puede jugar un papel en ambos tipos de control: inhibitorio e impulsivo. Cuando se suprimió la actividad mPFC temporalmente con una infusión de medicamentos, la capacidad de las ratas para detener su comportamiento se vio fuertemente disminuida.
ELEVAR LA ACTIVIDAD NEURONAL PARA UNA MAYOR CONTENCIÓN
Además, los investigadores descubrieron que podían mejorar la capacidad de contenerse de las ratas mediante la aplicación de un tratamiento quimiogenético que eleva la actividad neuronal en esa región. Estos resultados sugieren que la actividad mPFC juega un papel crítico en el ejercicio de control del comportamiento cuando se presenta una señal de parada.
Para examinar cómo el córtex prefrontal medial puede ejercer este control, los investigadores centraron su atención en otra área del cerebro que recibe órdenes desde el córtex prefrontal medial, el núcleo accumbens (NAC). NAC juega un papel importante en el procesamiento de recompensas y se ha implicado en una amplia gama de comportamientos motivados, como la alimentación, el sexo, y el abuso de drogas.
Cuando se bloqueó la comunicación entre el córtex prefrontal medial y NAC, las ratas fueron de nuevo incapaces de mantener su comportamiento bajo control cuando se enfrentaban a una señal de stop. "En conjunto, los resultados sugieren que la corteza prefrontal medial da un alto al comportamiento en el momento en que una señal del medio ambiente puede desencadenarlo. Si podemos aumentar esta señal de retención –tal vez con otra clave para recordar en el momento adecuado-- podríamos tener un mejor control sobre este tipo de alimentación impulsiva", sugiere Roitman.