MADRID, 20 Mar. (EDIZIONES) -
Un trabajo realizado por el Hospital 12 de Octubre, que recoge la Asociación Española de Pediatría, reseña que en las últimas décadas, la supervivencia de los niños prematuros ha mejorado. Sin embargo, advierte de que las secuelas motoras, sensoriales o cognitivas, como consecuencia de la prematuridad, siguen siendo un problema importante.
Además, sostiene que cada vez se describen, con mayor frecuencia, problemas de comportamiento, de aprendizaje, y emocionales, en los niños que fueron prematuros. "No se conoce la causa de estas alteraciones pero se cree que los estímulos ambientales que reciben los prematuros en un periodo sensible de su desarrollo pueden afectar a la organización cerebral", indica, a la vez que destaca que "las experiencias a las que se expone a los prematuros de forma precoz modifican la función del cerebro y su estructura".
Hasta la fecha, la AEP dice que no se han descrito nuevas intervenciones tecnológicas o farmacológicas para mejorar el desarrollo de estos niños, pero sí se han propuesto y evaluado nuevas formas de cuidar durante el ingreso, para ofrecerles unos estímulos adecuados al grado de maduración cerebral, y un ambiente similar al intraúterino.
Aquí es donde aparecen los Cuidados Centrados en el Desarrollo (CCD), cuyo objetivo es, según describe la Sociedad Española de Neonatología, "favorecer el desarrollo neurosensorial y emocional del niño". Según resalta, en España tenemos información de la aplicación de los CCD desde 1999. En la actualidad, sólo un número concreto de centros hospitalarios están acreditados para ello.
En concreto, se trata de una serie de cuidados centrados en la reducción del estrés, en la práctica de intervenciones que apoyen al recién nacido, y en el reconocimiento de la familia como referencia permanente en la vida del niño, incluso durante su hospitalización, entendiendo a ambos (recién nacido y familia) como una unidad.
"Los miembros de la familia se implican en los cuidados, y forman parte prioritaria de los mismos. Participan en las decisiones respecto a su hijo. Los CCD implican un cambio en la actitud de los profesionales, que deben adaptar sus prácticas a un nuevo paradigma asistencial", subraya la Sociedad Española de Neonatología.
LOS PROBLEMAS DE LOS PREMATUROS
En una entrevista con Infosalus, el jefe del servicio de Neonatología del Hospital Clínic-Maternidad de Barcelona Óscar García recuerda que un bebé prematuro es aquel que nace antes de lo que teóricamente le tocaría, es decir, antes de las 37 semanas de gestación.
Eso sí, advierte de que no todos los bebés prematuros son iguales, ni tampoco tienen los mismos problemas. "No es lo mismo un bebé de 28 semanas de gestación que uno de 36,5 semanas. Su nivel de desarrollo será diferente, aparte de los problemas que puedan surgirle debido a su prematuridad", subraya el experto.
Así, destaca que los prematuros, debido a su inmadurez, suelen presentar problemas respiratorios, o digestivos, por ejemplo. "La prematuridad es causa de patología. A estos bebes les falta desarrollo, no pueden respirar muchas veces por sí solos, ni tampoco comer, por ejemplo. Por ello, hay que cuidarles de sus patologías y ayudarles a evolucionar y a terminar de desarrollarse", resalta García.
Aquí subraya la necesidad de ser lo menos agresivo posible en esta fase de cuidados intensivos ya que, según alerta, los niños en las incubadoras sufren estrés, por ejemplo, al despertarles de su sueño para pincharles, para darles de comer, para pesarlos, o para que los revise un médico, por ejemplo. "Hay que intentar ser lo menos invasivo posible, y aquí los CCD cumplen un papel primordial, ya que está demostrado que se curan antes, que evolucionan mejor y más rápido", destaca el facultativo.
EL CCD INDIVIDUALIZADO
El especialista del Hospital Clínic agrega que estos CCD son impartidos por el profesional sanitario que cuida de los bebés en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales. Para ello, son tutelados en lo que se conoce como la estrategia 'NIDCAP', con origen en Estados Unidos, cuyo objetivo es que todas las intervenciones se intregren en las tareas de una unidad neonatal desde una perspectiva individualizada, como cuidados centrado en el desarrollo individualizados (Neonatal Individualised Developmental Care and Assessment Programme o NIDCAP).
Para la aplicación de esto, la AEP señala que se han seguido diferentes abordajes: en primer lugar, a través del control de los factores ambientales, que se sabe que son causa de desorganización del comportamiento de los niños prematuros, como puede suceder, por ejemplo, en la luz y en el ruido.
"El ambiente físico que proporcionan los hospitales es fundamental para el cuidado adecuado del paciente. La Sociedad Española de Neonatología recomienda que el nivel de ruido no supere los 40 dB y que la intensidad luminosa se pueda adecuar entre 10 y 600 luxes", apostilla.
Por otro lado, en los CCD se presta atención a los momentos más adecuados para proporcionar los cuidados; a las técnicas específicas de apoyo del comportamiento, como la succión no nutritiva; al apoyo a la lactancia materna; y a todo lo relacionado con la contención motora y a la prevención activa del dolor, con medidas no farmacológicas. También apunta que es tarea prioritaria la integración de los padres como miembros activos del equipo de cuidadores, y la implantación rutinaria del cuidado madre/padre canguro.
"La implicación de los padres en el cuidado de sus hijos recién nacidos ingresados es uno de los pilares de los CCD. Para ello se precisa que las unidades neonatales estén abiertas a los padres las 24 horas del día y, de esta forma, se facilitará la lactancia materna y el cuidado canguro, así como el papel de los padres como cuidadores de sus hijos", subraya.
"La justificación para iniciar este cambio en las unidades neonatales la podemos encontrar desde diferentes perspectivas: la neurofisiología y la epigenética, los resultados del seguimiento de los niños, el bienestar y la calidez de los cuidados, la satisfacción de los profesionales y los aspectos económicos", sentencia la AEP.