Criptorquidia: a medio camino del escroto

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Foto: GETTY//PERSEOMED
Actualizado: jueves, 5 noviembre 2015 10:33

   Etimológicamente el término significa 'gónada oculta' y en su sentido más amplio supone la existencia de un testículo fuera de lugar. Los testículos se forman durante la gestación en el abdomen para luego pasar a través de la fosa iliaca y descender hasta el escroto.

   TESTÍCULOS EN EL ESCROTO

   Según explica a Infosalus el doctor Marino Asensio, jefe de sección de Urología Pediátrica y Trasplante Renal del Hospital Universitario Vall d'Hebron en Barcelona, el 80% de los niños nacen con los testículos en el escroto y un 20% no los tienen en la bolsa escrotal en el momento del nacimiento, pudiendo encontrarse en una localización intraabdominal, en el canal inguinal o en el periné, por encima de la pelvis.

   Lo más frecuente es que el testículo que no ha bajado se encuentre en el canal inguinal y que la anomalía se produzca sólo en relación a un único testículo, ya que los casos bilaterales suelen estar vinculados a malformaciones congénitas asociadas a síndromes asociados a enfermedades raras o a desórdenes del desarrollo sexual.

   Hasta los 6 meses de edad se considera que el testículo puede descender por sí solo ya que se estaría dentro de la fase de desarrollo natural y dado que existen muchos casos de nacimiento prematuro. Hasta en un 50% de los casos, el testículo desciende de forma natural.

   Si a los 6 meses el testículo no está en el escroto las posibilidades de necesitar cirugía son superiores al 80%. Si es la variante del testículo en ascensor que se puede hacer descender hasta la bolsa pero que luego vuelve hacia arriba también suele requerir operación, la otra posibilidad es el testículo en ascensor que el especialista puede bajar hasta la bolsa y que se mantiene, en cuyo caso no es necesario intervenir.

¿CUÁNDO SE OPERA LA CRIPTORQUIDIA?

  La intervención se recomienda en la práctica clínica entre los 14 y 24 meses ya que en el año o año y medio es aún un momento en el que todavía no se está deteriorando la función testicular, de la que ya se ha documentado deterioro a partir de los 3 años de edad.

   "A partir del año o año y medio, comienzan a deteriorarse los conductos en los que se forman los espermatozoides y cuanto más tiempo transcurra sin la corrección más riesgo de infertilidad existe", señala el doctor.

   Hay que tener en cuenta que la función que realizan los testículos requiere de una temperatura inferior a la del cuerpo (unos dos grados por debajo) por eso se encuentran fuera de este en la bolsa escrotal.

   Además, el doctor señala que como en el caso de todos los órganos duplicados en el organismo, la función reproductiva de los testículos es esencial para el ser humano por eso existen dos, por si acaso alguno de los dos falla.

   "Decidir no operar supone asumir una gran responsabilidad no justificada sobre la vida futura del hijo ya que una torsión testicular o un traumatismo podrían incapacitar la función reproductora del testículo que queda", apunta el especialista.

   Los riesgos asociados a no realizar la operación son mayores en el caso de la criptorquidia abdominal ya que tienen un mayor riesgo de malignización al ser testículos con anomalías que han originado el no descenso al escroto. En el caso de que estos testículos intraabdominales desarrollaran un tumor, su detección suele ser más tardía pues en el caso del cáncer testicular quienes lo padecen acuden a consulta al detectar un mayor tamaño de uno de los testículos.

   En lo que se refiere al tratamiento hormonal, en la actualidad está totalmente contraindicado ya que en el caso de los retráctiles bajan en la pubertad con la actuación de las hormonas sin embargo cuando se administran factores de liberación de hormonas sexuales el niño sufre una pubertad precoz temporal que al detenerse ocasiona la muerte celular en el testículo al dar hormonas que luego se retiran.

¿CÓMO SE INTERVIENE PARA BAJAR EL TESTÍCULO DEL ESCROTO?

  Existen dos tipos de intervención según sea el testículo palpable en el canal inguinal o se encuentra en el abdomen. Si es palpable se hace una pequeña incisión de 2,5 a 3 centímetros en la ingle y se busca el testículo, se retiran los tejidos y adherencias que lo tienen retenido y se labra un camino hacia el escroto en el que se realiza una neocavidad entre las capas que contiene para envolver al testículo.

   Según la altura a la que se encuentre el testículo, la operación varía en duración entre 30 minutos a 1 hora u hora y media en los casos más complejos. Los riesgos de la intervención, que no requiere de puntos quirúrgicos, son escasos e incluyen sangrado, infección en la herida o hematoma escrotal. El alta se da al niño a las dos o tres horas tras la intervención y luego se emplean analgesia y reposo relativo que tras una semana permite la vuelta a la guardería o al colegio.

   "A los padres le asusta la anestesia general, inevitable en el caso de las intervenciones quirúrgicas a niños tan pequeños, casi siempre por desinformación ya que la anestesia pediátrica está muy evolucionada y los riesgos en la aplicación de anestesia en España a un niño son aproximadamente 1.000 veces menores que subir a un coche", señala el doctor Asensio para tranquilizar a los padres.

   En el caso de un testículo que no se palpa se realiza una laparoscopia para buscar primero el testículo dentro del abdomen a través de una incisión en el ombligo a través de la que se introduce una diminuta cámara de televisión. Esto supone que bajar el testículo se puede hacer en uno o dos tiempos, en un primer momento se trataría de abrir camino al testículo que debe descender para luego, unos 6 meses después, completar la intervención.

En muchos de estos casos el testículo no descendido no se puede salvar dado que no suelen ser normales y presentan malformaciones que han ocasionado que no se generen las sustancias necesarias para completar su descenso hasta el escroto.