MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
La implantación de consultas por correo electrónico en el ámbito de Atención Primaria puede ser una opción viable y útil para liberar a muchos médicos de la elevada demanda asistencial que tienen en los centros de salud, según se desprende de los resultados de un estudio publicado por la revista de la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG).
En concreto, según han reconocido los autores, se trata de una opción "ágil, resolutiva y fácilmente integrable" en la agenda habitual del médico de familia, al tiempo que "mejora la comunicación médico-paciente y es una herramienta más con la que asegurar la accesibilidad y longitudinalidad en la atención".
La investigación se basó en la experiencia recabada en el centro de salud Arturo Eyries de Valladolid desde octubre de 2013 a septiembre de 2016, periodo en el que los facultativos del centro recibieron un total de 325 correos electrónicos, un 1,77 por ciento de su actividad total.
El dato de utilización de la consulta de correo electrónico, un 'email' por cada 45 consultas presenciales bajo demanda, "resulta la expresión de una necesidad real de los pacientes", según los autores.
El perfil de los usuarios de este servicio eran personas de unos 50 años, el 87,7 por ciento fueron realizadas por los pacientes y el resto por cuidadores.
La temática de los correos electrónicos era en referencia a resultados e informes (43%), problemas de índole clínica (37%) o asuntos burocráticos (19%). Más de la mitad de las consultas fueron de baja complejidad (trabajo admnistrativo o petición de resultados) y en tan solo 9 ocasiones (2,77%) el paciente tuvo que acudir de forma presencial.
"Gran parte de la actividad de los médicos de cabecera es de carácter burocrático y/o asincrónico, por lo que no es necesaria la presencia física del paciente para la resolución de los problemas. En la gestión de estas tareas de baja complejidad se plantea la necesidad de un medio ágil, resolutivo y no presencial, que no consuma tiempo innecesario y que se encuentre diferenciado de la agenda de consultas bajo demanda", según explican los autores del estudio.
Y en las actividades de mayor complejidad, como las dudas relativas a problemas médicos agudos, dudas sobre medicación o seguimiento de patología crónica, la consulta fue resolutiva y adecuada.
"Permitió dar solución a cuestiones banales, proporcionó seguridad respecto al uso de fármacos y se prescribieron pautas de actuación, lo que puede dar lugar a una menor necesidad de consultas presenciales y quizás a una disminución de la ansiedad de los pacientes", señalan los autores.