MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las conclusiones de la Comisión de Salud para Niños y Adolescentes de Lancet, apuntan que es necesario hacer mucho más para ayudar a los jóvenes, haciendo que el dolor sea importante en toda la sociedad. La investigación fue dirigida por el Centro de Investigación sobre el Dolor de la Universidad de Bath (Reino Unido), con el apoyo de Versus Arthritis y el Mayday Fund, y refleja los puntos de vista y las opiniones de profesionales médicos multidisciplinares, así como de pacientes.
El informe, publicado en la revista 'The Lancet', sugiere que los cambios en los servicios pediátricos en los últimos 40 años en lo que respecta al reconocimiento, el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento del dolor son lentos. La última gran intervención en este ámbito se produjo en la década de 1980 cuando, sorprendentemente, por primera vez se reconoció que los bebés experimentaban dolor (sorprendentemente, hasta ese momento, una serie de operaciones de rutina y de gran envergadura, incluso para la cirugía cardíaca, se llevaban a cabo sin anestesia).
El informe especula que mucho de lo que hacemos (o dejamos de hacer) para los niños con dolor hoy en día podría llegar a ser considerado como imprudente, inaceptable o poco ético en los próximos 40 años.
Al pedir cuatro objetivos clave (hacer que el dolor infantil sea importante, hacerlo comprender, hacerlo visible y mejorarlo), los autores sostienen que debe haber un reconocimiento generalizado de que hay demasiados niños que viven con dolor y que no se está haciendo lo suficiente para apoyarlos desde el diagnóstico hasta el tratamiento de las afecciones a largo plazo.
Estos objetivos van desde los "biológicos" (por ejemplo, la medicación) hasta el tratamiento o el manejo psicológico (por ejemplo, la TCC) y el apoyo social (por ejemplo, un mejor apoyo a los padres, las escuelas y las carreras). Alcanzar estos objetivos transformaría las vidas de los niños para mejor, según estos expertos.
"Entre los profesionales de la salud, es fácil estar de acuerdo en que ningún niño debería experimentar dolor si ese dolor puede y debe ser prevenido, evitado o tratado con éxito. Sin embargo, en la práctica, sabemos que existen numerosas pruebas de que los niños suelen experimentar un dolor evitable y que en los entornos de altos ingresos, con sistemas avanzados de atención de la salud y profesionales de la salud muy educados y regulados, los niños y los jóvenes experimentan un dolor que a menudo pasa desapercibido, no se notifica o no recibe respuesta en toda la atención de la salud, incluidos el Departamento de Emergencias, la atención posquirúrgica y la atención terciaria", explica Emma Fisher, investigadora de desarrollo profesional en artritis en la Universidad de Bath.
Entre sus muchas recomendaciones, la Comisión de Salud para Niños y Adolescentes de Lancet hace un llamamiento para que se ponga fin a los niños que experimentan dolor al recibir las vacunas rutinarias, basándose en las conclusiones y recomendaciones de un estudio fundamental publicado en 2015.
"Para muchos padres e hijos, un viaje a los médicos para recibir inoculaciones de rutina será una experiencia estresante y dolorosa. Sabemos cómo podemos hacer que la experiencia sea menos dolorosa para los jóvenes, pero no lo estamos haciendo. Este es sólo otro ejemplo de cómo el dolor ha sido aceptado como una característica cotidiana del crecimiento", detalla Fisher.