MADRID, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
La médico especialista en pediatría y escritora, Lucía Mi Pediatra, y el director de la Unidad Oftalmología Pediátrica y Estrabismo de Clínica Baviera, han aconsejado realizar la primera revisión oftalmológica durante el primer año de vida y han planteado las principales inseguridades de los padres para identificar si los pequeños sufren problemas de visión.
Una de las dudas que más tienen los padres primerizos es cuándo empiezan a ver los bebés y cómo es esa visión. A este respecto, 1. Lucía Mi Pediatra ha aclarado que, a diferencia de otros sentidos, el proceso de desarrollo de la visión es progresivo. De esta forma, al principio los bebés solo perciben bultos, luces y sombras; a los dos meses son capaces de reconocer la cara de los padres si están muy cerca e incluso sonreír (lo que se denomina sonrisa social).
A los tres meses ya pueden realizar un seguimiento visual de 180 y seguir a las personas con los ojos si se mueven cerca de ellos, y no es hasta los seis o siete meses de vida cuando el niño comienza a percibir con calidad los colores y la profundidad. No obstante, la maduración visual no se alcanza hasta los seis u ocho años de vida, ha indicado.
Por otro lado, el color de los ojos de los bebés se trata de una de las primeras cosas a las que prestan atención los padres nada más nacer el niño. A este respecto, no hay una regla generalizada sobre cuándo el bebé adquiere su color de ojos definitivo, sino que es un proceso individual, como el ritmo al que les crece el pelo. El doctor Laria ha aclarado que "algunos adquieren a los seis meses el color que tendrán durante el resto de su vida, mientras que en otros puede tardar más de un año en definirse".
También es bastante frecuente que, durante los primeros meses de vida del bebé, sus ojos lagrimeen. Esto se debe a que muchos niños, al nacer, tienen el conducto lacrimal que comunica con la nariz obstruido. De esta manera, la lágrima que producen los ojos se acumula y puede suponer un foco de infecciones, legañas y de lagrimeo continuo, ha explicado el doctor.
Durante los primeros 6 meses de vida este problema puede tratarse mediante lavados y masajes sobre el conducto lacrimal varias veces al día. Si no se resolviera, el oftalmólogo puede realizar una sencilla operación quirúrgica llamada sondaje para permeabilizar el conducto y evitar las infecciones recurrentes, ha aconsejado.
Otro problema muy frecuente al que se enfrentan muchos padres es que los niños se pueden levantar un día con los ojos pegados y llenos de legañas. No obstante, Lucía Mi Pediatra ha insistido en que "las conjuntivitis, a pesar de ser muy molestas, no suelen suponer ninguna repercusión importante ni consecuencia grave para la vista".
"Ante esta situación, se debe lavar el ojo con suero fisiológico y gasas estériles y huir de tratamientos caseros, como la manzanilla, y acudir al pediatra para que lo valore e indique un tratamiento antibiótico adecuado, si fuera necesario", ha apuntado.
Algunos padres también pueden inquietarse cuando el bebé tuerce un ojo. Tal y como han afirmado los doctores, tener la impresión de que los recién nacidos bizquean es algo muy habitual, y suele ser motivo de alarma entre los padres. Esto es debido a que en los primeros 2 o 3 meses de vida el sistema visual es muy inmaduro y a los bebés les cuesta mucho enfocar. Además, al tener la nariz tan pequeña puede dar la impresión de un falso estrabismo. Una vez pasados esos tres meses, cualquier sospecha de desviación ocular debe ser consultada con el especialista, al igual que si la desviación es muy evidente o fija.
Por último, es recomendable realizar la primera revisión oftalmológica ya en el primer año de vida. "Si no hacemos un correcto seguimiento de la vista de los niños, puede ocurrir que no detectemos alguna patología grave, como una catarata congénita o un tumor ocular que deben ser intervenidos de inmediato", ha advertido el doctor Laria.
La revisión es importante porque, además de estas enfermedades poco habituales, existen otros problemas que sí son frecuentes y que es imprescindible comenzar a tratar en los primeros meses o años de vida, cuando hay una mayor plasticidad cerebral, como el ojo vago, el estrabismo o los problemas refractivos.